sábado, 30 de enero de 2010

Ipad


Se presentó, entre focos, entertainment y marketing intensivo, el prototipo del IPad de Apple que merece una reseña en este blog no por ser un gadget de moda más sino por su prometido uso como libro electrónico. No es fácil tener una opinión aún, porque no está a la venta ni uno puede sentirlo y probarlo en una tienda. Se parece a un Iphone grande pero, en realidad, es más un ordenador de capacidades muy limitadas, embellecido estéticamente con un diseño de moda. No tengo claro a qué mercado se dirige porque no es un teléfono y porque, por el precio que tiene, uno puede adquirir un ordenador mucho más potente. Y, ciertamente, es mucho más caro que un lector e-book tradicional. Y por tamaño, desde luego, para llevar en el bolsillo no es.

Su sistema operativo tendrá las mismas limitaciones que el del Iphone y por tanto quedará lejos de las prestaciones de un laptop (velocidad, multitarea, sistema de archivos por carpetas, compatibilidad con Mac OS X o Windows, correrán sólo aplicaciones dedicadas, etc.). Sin un SO potente, y tan cerrado como el que incorpora, podrá ejecutar un procesado de texto no exigente, acceso a Internet, juegos sencillos, pequeñas utilidades como las desarrolladas para Iphone, correo electrónico y poco más. Funciones que se podrán ejecutar más cómodamente que en un IPhone pero a costa de un aparato que pesa 5 veces más y es 4 veces más grande. Por lo que parece tiene una interactividad escasa con dispositivos externos ya que se basa en la misma filosofía que el Iphone que depende de software propietario para conectarse (nada de USBs estándar, salidas estándar de vídeo, etc.). Respecto a la conectividad vía Internet esta es alta en cuanto a hardware (3G, WiFi,etc. ) pero no en cuanto a software (parece que no se visualizarán las animaciones en FLASH por ejemplo).

Todo lo anterior serán aspectos a evaluar al compararlo con un laptop.

¿Y con un e-book? Al ver el Ipad y sus prestaciones limitadas la primera idea que viene a la cabeza es que, precisamente, su aplicación más real será de la lector de libros electrónicos. Un lector que incorpora algunas funciones de ordenador más que un ordenador que incorpora funciones de lectura. El lanzamiento simultáneo de la tienda online iBooks apunta a esta idea. Además, ya se han cerrado acuerdos con varias editoriales como la McGrawn Hill.

Lo primero que hay que señalar es que se trata de una pantalla LCD y por tanto se aleja de la tecnología más novedosa en lectores de libros electrónicos, ya que es un display emisor que tiene los problemas habituales (cansancio de la vista, consumo relativamente elevado, poca visibilidad bajo luz ambiente elevada) y las ventajas habituales (color, rapidez de refresco, vídeo). Esta elección – más propia de un laptop que de un e-book - afecta singularmente a la batería. La duración que se publicita de la misma es de 10 horas. Probablemente, en la realidad práctica, será bastante menos y en cualquier caso está muy por debajo de la duración que tienen la e-ink convencional o las nuevas técnicas que se están desarrollando. La resolución de la pantalla es de 1024 x 768 que para un e-book es suficiente (pero no para un ordenador) en formato 4:3 antiguo. El Ipad saldrá al mercado con 16, 32 o 64Gb de memoria y en este aspecto gana por goleada a los e-books actuales (el Kindle, por ejemplo, incorpora 2Gb). Como libro electrónico, Ipad tiene las ventajas propias de que también es un ordenador (por ejemplo, podríamos escribir y actualizar nuestro blog), leer obras que incorporen vídeo, etc. Y la gran desventaja de que su pantalla cansará la vista.

Además, en lo que se refiere a la literatura digital (y a su conexión a Internet), se verá limitado si no permite visualizar Flash, etc. Habría que esperar al advenimiento de HTML5 para poder crear literatura digital legible en el dispositivo.

En definitiva, mi opinión es que es demasiado caro para lo que ofrece. Si costara 100€ sería otra cosa.

Entrada publicada por Félix Remírex   Biblumliteraria





Share/Save/Bookmark

jueves, 28 de enero de 2010

El Ulises de Joyce en cómic


       Via Bibliómano, conocemos el Ulises de Joyce en comic. Robert Berry ha transformado esta obra literaria en un tebeo dotándola de los recursos mágicos de Internet. El autor reconoce que leer a Joyce puede ser duro y complicado al principio, y que esa experiencia singular no puede ser reemplazada por ningún otro formato: película, cómic o traducción a otro idioma. Concibe su trabajo como un complemento a esa experiencia. 
       Sin embargo, hay algunas novedades en su propuesta que hacen la tarea un poco más fácil e interactiva. Cada página del cómic tiene un enlace a un blog,  “Readers’ Guide”, conducido por Mike Barsanti, que comenta minuciosamente los eventos de  la novela y trata de  desentrañar sus misterios. El Ulises contiene tantas referencias a la cultura clásica, a la europea, a la bíblica, a la literaria, que el lector, si quisiera comprender cabalmente algunos pasajes, debería recurrir a cada paso a una enciclopedia, y aún así, le sería muy difícil entender el alcance de muchas de las claves de Joyce. Pero aquí interviene el blog. Aparte de permitir los comentarios, dudas o aportaciones de los lectores, funciona como una completísima y documentada edición crítica.
      Aunque el Ulises no pueda filmarse, sí se lee muy bien en cómic: dibujos magníficos y sobre todo muy pocas frases, a veces ninguna, por viñeta, de forma que el áspero y dulce inglés de Joyce está siempre en primer plano. No hay duda de que es una magnífica oportunidad para empezar a leer al genio irlandés.
       No tiene hipertexto, ni multimedia, pero dispone de  la interactividad del blog y, sobre todo, en ella  lucen todas las potencialidades de Internet, en este caso, de manera especial la capacidad de almacenar un volumen muy importante de información textual y multimedia. Esta obra en papel sería inviable; por el número de palabras por viñeta que contiene, necesitaría varios tomos enormes, sin contar con los comentarios y el resto de recursos. He aquí una bella y eficaz manera de  difundir y enriquecer una obra clásica.
 Entrada publicada por Juan José Díez



Share/Save/Bookmark

martes, 26 de enero de 2010

Mimeografías


   El proyecto cultural La Bodega, creado y dirigido por Antonio Palacios, ha realizado Mimeografías, una iniciativa de escritura automática colectiva. Según el autor: "El modo de empleo de la mimeografía es sencillo. Se toma un escrito cualquiera y se convierte en un archivo sonoro. Existen varios programas, nacidos como lectores maquinales para los ciegos, capaces de este milagro secreto. Una vez obtenido el sonido de las palabras escritas se vuelven a transcribir utilizando otro programa: el que convierte el sonido en palabras escritas. La inmensa dificultad de descifrar lo que decimos, el sonido del lenguaje, induce a un error continuo a la máquina, que no para de escribir una feliz algarabía. La única labor del hombre es la de corrector y editor; la máquina es la autora de los hallazgos escondidos en el enredo".
     He aquí algunas muestras, (algunas nos recuerdan a las greguerías de Gómez de la Serna):
La máquina llama a la generación de redacciones.
En ningún inmenso tumulto debemos arriesgar la Olivetti.
El odio más urbano es publicar.
Bajo la plena luna, cualquiera contiene a Buendía.
    Además de las mimeografías, se incluyen en la página otros apartados como: Juego de los verbos, Juego de los infinitos, Juego de las lenguas... Mimeografía está alojada en Google Sites, una plataforma que pretende fomentar la colaboración entre varios autores, como se produce en Wikipedia.
     El autor reconoce precedentes en la escritura automática de los surrealistas y, sobre todo, en Penelope Rosemont, creadora de los mimeogramas, que se obtienen manipulando la pequeña imprenta que es el mimeógrafo, hasta hacer que bailen las frases y las palabras de un escrito.

Entrada publicada por Juan José Díez

Share/Save/Bookmark

lunes, 25 de enero de 2010

¿Cambiará nuestro cerebro?



     Joaquín Rodríguez en su blog Los futuros del libro comenta y resume el reportaje aparecido en el periódico alemán Die Zeit, titulado “La serenidad necesita tiempo", sobre los efectos que el bombardeo digital tiene en nuestras capacidades intelectuales. Los estudios de neurólogos y sociólogos advierten de los peligros que corre un cerebro sometido a la infoxicación y a la procastinación. Merece la pena leerlo.
Entrada publicada por Juan José Díez

Share/Save/Bookmark

sábado, 23 de enero de 2010

La contrarreforma



Otoño de 1518. Existe revuelo en Roma. Las tesis teológicas de un agustino nacido en Eisleben –de nombre Lutero- se han propagado ampliamente en los ámbitos universitarios gracias a un invento novedoso, la imprenta. Las ideas que se proponen son un ataque a los cimientos de la Iglesia aunque el propio autor no pretendía tal efecto. De hecho, Lutero escribe que no desea que sus planteamientos académicos pongan en duda su sumisión a la Iglesia. Sirve de poco. La disputa teológica se convierte en amenaza práctica y, como siempre ocurre, los adversarios – sobre todo, dominicos y tomistas- se organizan y contraatacan. Lutero es tachado de hereje y es llamado a Roma para que se retracte. No lo hace y mediante la bula Exsurge Domine es condenado en 1520. Lutero se enoja y llega a llamar Anticristo al Papa. Como este no está solo y tiene partidarios, los ánimos se enconan y, en Enero de 1521, se expide una nueva bula excomulgatoria (Decet Romanum Pontificem) y se pone en marcha toda la maquinaria del poder establecido para controlar la reforma, ofensiva que llega a su culmen en el Concilio de Trento en 1532. Estados poderosos y personas ortodoxas se alinean en contra de las reformas. Unos por convencimiento religioso, teológico o ético. Otros por conveniencia. Otros por miedo. Otros por continuar ostentando cargos. Otros por conseguir beneficios. Aparecen leyes más severas, se unifican criterios, se uniformiza el culto, se imponen penas a los reformadores, la Inquisición toma nuevo impulso, la imprenta y la publicación son rigurosamente controladas. La mayoría de la gente- por ambos bandos- sólo sufre las consecuencias del conflicto entre las élites. La contrarreforma está en marcha.

¿Cómo influyó todo esto en la literatura? Sorpresivamente, muy bien. Es el siglo de oro de las letras españolas, quizá porque el conflicto, el sentimiento encontrado, la necesidad de libertad son la base de la buena literatura.

Share/Save/Bookmark

miércoles, 20 de enero de 2010

Doscientos millones de años leyendo

                         
      En el mundo de la literatura electrónica, Raymond Quenau es un precursor, una figura fundacional. En 1960 creó OuLIPo, movimiento dedicado a la composición de poesía automática. Esta composición puede estar regida por restricciones (si el autor elige una determinada limitación a la que la escritura debe ceñirse) o por reglas (en la que un proceso algorítmico, al azar, controla el texto resultante). Cent mille milliards de poèmes pertenece al primer grupo.
     Parafraseando al propio Quenau en su prefacio Mode d’emploi, esta obra permite a cualquiera crear a voluntad cien billones de sonetos, todos correctos. Es una suerte de máquina de fabricar poemas, aunque en número limitado; es verdad que este número, aunque limitado, llevaría a estar leyendo doscientos millones de años, 24 horas al día. Cada verso ha sido colocado sobre una cinta, es fácil ver que el lector puede componer 10 elevado a 14 sonetos diferentes, o sea, cien billones. Para ser más explícito ante los escépticos: a cada primer verso se le puede hacer corresponder diez segundos diferentes: hay pues cien combinaciones diferentes de los dos primeros versos; tomando el tercero habrá mil y, por los diez sonetos completos, de catorce versos, se llegará a la cifra mencionada. Contando 45 segundos para leer un soneto y 15 para cambiar las cintas, leyendo toda la jornada, 365 días al año, tardaríamos 190. 258. 751 años. En esta web de Magnus Bodin, pulsando en New Poem podemos obtener cada una de las versiones de esa aterradora cifra.
     En Cents mille..., a diferencia de las obras puramente generadas por algoritmos, las palabras de cada verso son elegidas, contadas y ritmadas por un buen poeta humano, que introduce en la turbina trozos de calidad y siempre salen moldes de coherente sintaxis y alguno, por casualidad, dicen que hasta hermoso. Aún así, siempre podemos pensar en la energía desperdiciada que Quenau podría haber aprovechado para acercarse a los sonetos de Shakespeare, Garcilaso o Quevedo. Sobra máquina, falta espíritu.
Entrada publicada por Juan José Díez


Share/Save/Bookmark

domingo, 17 de enero de 2010

Estamos en Twitter, ya podemos gorjear



    En la columna lateral del blog los lectores encontrarán una ventana de Twitter donde aparecen  mensajes de personajes relevantes que tratan asuntos de Internet y algunos, muy pocos, que se ocupan de la  literatura electrónica. Si buscamos por categorías, en esta red no hay nada sobre literatura digital, ni hipertexto, ni cosa que se le parezca.
    Aparecen en la lista estudiosos de la literatura digital, como José Luis Orihuela, o ciberestrellas como Lawrence Lessig,  pero también  escribas electrónicos como Jaime Alejandro Rodríguez, Leonardo Valencia, Eugenio Tiselli, Antonio Rodríguez de las Heras o Juan José Díez.  Podemos aprovecharla  para comunicar novedades, eventos o comentarios sobre  ciberliteratura (o cualquier otra cosa, exceptuadas las operaciones quirúrgicas).
    En 140 caracteres no se puede argumentar o exponer, pero la posibilidad de incluir enlaces que lleven de manera rápida a información más detallada, así como la de  ofrecer en tiempo real impresiones o comentarios, le dan una gran atractivo a esta arrolladora red social.
    Los lectores que no estén incluidos en la lista, sólo tienen que darse de alta en Twitter, hacerse seguidores de esta cuenta  y serán rápidamente incorporados para poder así visualizar sus gorjeos.
Entrada publicada por Juan José Díez



Share/Save/Bookmark

jueves, 14 de enero de 2010

¿Fracasarán los e-books?



La mayoría de opiniones que se publican hoy en día- más aún en sitios dedicados a la literatura digital y en Internet- dan por sentado que el lector electrónico de libros digitalizados (que no digitales) acabará imponiéndose como dispositivo preferente en la comercialización y lectura de libros. A lo sumo, existe una duda sobre si la tecnología actual se modificará en un futuro cercano para ofrecer color, gráficos o refresco de pantalla más rápido. Desde el punto de vista de negocio hay un consenso aparente en que la industria editora se está equivocando, perdiendo el tren y actuando con ceguera ante los “inevitables” cambios que la digitalidad trae, aunque curiosamente la industria editorial no parece estar muy de acuerdo y, ajena al ruido mediático, continúa con sus propias prácticas que seguramente buscan la maximización del beneficio de sus negocios.

Independientemente de que uno esté de acuerdo o no con estas opiniones siempre es de agradecer escuchar las reflexiones contrarias, aunque sólo sea por pulcritud intelectual, por mantener un espíritu crítico, por aceptar que entre aire fresco y por estar alerta a opiniones alternativas - off mainstream - que, muchas veces, acaban siendo las que realmente modifican el futuro.

Por eso, me ha gustado leer el post titulado
Why eInk, ePub, And eBooks Will Fail que aparece en el blog The Ebook Test de Mike Cane. Ya por el sólo nombre del blog, vemos que el sitio no es sospechoso de estar en contra de los libros electrónicos por lo que su opinión me parece muy a tener en cuenta.

Comienza Cane señalando que en el libro The Art of the Start de Guy Kawasaki hay una frase que, en su opinión, describe bien por qué el libro electrónico fracasará y lo ilustra con un gráfico muy representativo.

The TAM [Total Addressable Market] is the true size of the potential market you can go after, not the totality of every nickel that’s spent in something related to your product or service.

¿El ebook como producto da servicio al mercado? En opinión de Cane, no. Los dispositivos actuales son caros, sus fuentes son poco nítidas, son lentos, hay que pasar por la pesadilla (nightmare) de las protecciones, muchos están ligados a una única plataforma (como los de Kindle), requieren batería (no podríamos llevarlos a una isla desierta y leerlos dos años después), etc. No ofrecen ventajas respecto al libro convencional excepto que “no habrá que comprar muebles para guardarlos”. Cane también añade que las personas que ya leen e-books digitales lo hacen porque, en general, ya tienen un aparato que usan principalmente para otros servicios (por ejemplo, un teléfono) y ven al e-book sólo como pequeños textos: People regard them as teeny-tiny files that are a collection of words. The effort, energy, and thinking that are the ingredients of such things — books — are lost.

Concluye que el e-book presenta muchas similitudes con el mercado incipiente de los videojuegos en los años 80, una burbuja que explotó tres años después.

Hace poco más de un año, se publicaba Digital fiction reading: Haptics and immersion, en el Journal of Research in Reading, ISSN 0141-0423, Volume 31, Issue 4, 2008 por el Centro Nacional para la Educación y la Investigación de la Lectura de Noruega, en el cual se señalaba que el formato digital y , sobre todo, el leer en un monitor - cualquiera que este sea - influyen de forma decisiva en la manera de comprender una obra literaria hasta el punto de disminuir la atención cognitiva que sí se consigue con los libros. Según Anne Mengen, autora del estudio, el cerebro humano mejora en su rendimiento cognitivo cuando el texto está íntimamente ligado al soporte físico que lo contiene; cuando se aúnan varios sentidos (olor, tacto,..) en la lectura. (Un análisis más pormenorizado puede leerse en Lectura en pantalla y cognición
).

En la misma línea, recientemente se publicaba en El País
un artículo a contracorriente de José María Álvarez, catedrático de Comunicación Audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos, titulado Incertidumbres de la web 2.0 en el que criticaba severamente el camino digital. Artículo que –como se puede ver en los comentarios que los lectores enviaron tras leerlo- recibió un furibundo y generalizado vapuleo.

De hecho, excesivo para mi gusto. Demasiada uniformidad. Soy poco amigo de la uniformidad de pensamiento. Porque, como decía al principio, aunque sólo sea en aras a mantener una actividad intelectual crítica y atenta a opiniones “fuera de la moda”, esta serie de reflexiones contracorriente me interesan mucho.


Post publicado por Félix Remírez




Share/Save/Bookmark

miércoles, 13 de enero de 2010

Del escribir en la cuarta dimensión





Así describo la situación de bloqueo que padecemos los escritores que nos hemos atrevido a hacer uso de las extensiones que ofrecen las llamadas nuevas tecnologías:
Me encuentro en el estudio de mi casa, sufriendo el famoso síndrome de la página en blanco. Sólo que al frente no tengo ni un cuaderno, ni una resma de papel, ni una máquina de escribir, sino la pantalla de un computador portátil que muestra la típica interfaz del tablero de administración de una plataforma de blogs. Llevo ya varios minutos intentando escribir el título de mi “entrada”, sin éxito; tampoco he podido empezar a llenar la plantilla de contenidos. Estoy “varado” en medio del camino creativo, pero no por falta de ideas o por desconocimiento del oficio (la publicación de tres novelas y de dos libros de relatos me ubican, sin ambages, en el “campo” de los escritores), sino por la dificultad que encuentro para tomar decisiones sobre la mejor manera de articular las distintas fuentes de información de las que me he armado para construir la entrada. Tengo abiertos en mi explorador la página de búsquedas de Google, la página de YouTube donde he construido mi propio canal, el portal de Facebook en la página del grupo que me acompaña en esta empresa (narrar el planeta nómada), un portal de podcasts donde he seleccionado varias audioconferencias, y varias páginas de información (incluida la correspondiente en Wikipedia), del tema sobre el que quiero hacer la entrada; también están en proceso de descarga dos videos y varias canciones en formato mp3 y, debido a que no alcancé a copiar en mi usb algunos archivos que ahora debo consultar, estoy conectado remotamente al computador de mi oficina, donde busco lo que necesito. De fondo suena la música de una emisora de música clásica que emite vía web.
Pero eso no es todo; en este momento escucho la voz de un amigo mexicano (a quien no conozco personalmente), quien me anuncia por Skype que ha enviado por el chat varios enlaces a su página personal, donde ha escrito sobre el asunto que estoy desarrollando y que puedo hacer uso libre de los contenidos; que puedo hacer enlaces desde mi blog, que haga lo que quiera con eso, que ese es mi rollo; sólo quiere que le cuente cómo me termina yendo. No acabo de despedirme del manito, cuando suena mi Iphone: recibo un mensaje sms que contiene un video callejero enviado por mi esposa, mi cómplice, y que llega simultáneamente como draft a mi blog.
He querido comparar esta situación con la del visitante de la cuarta dimensión. Según la explicación que ha ofrecido Carl Sagan en su ya famosa presentación de las dimensiones físicas, pertenecer a un universo con ndimensiones nos condiciona a percibir y a vivir de una manera determinada el mundo, sólo que entre mayor es "n" más amplio y mejor es la percepción y el conocimiento; de manera que nosotros, los habitantes de un universo de tres dimensiones, podemos (siguiendo lo que nos enseña el video que sigue) apreciar y comprender el limitado mundo de planilandia (mundo de dos dimensiones), pero sólo podemos pensar o proyectar los objetos y seres de la cuarta dimensión





La perspectiva que yo planteo es que con el advenimiento del llamado ciberespacio hemos descubierto una cuarta dimensión para la expresión que se suma (sin eliminar) a las anteriores: la oralidad, la escritura y el hipertexto. Esa cuarta dimensión exige otras maneras de entender la expresividad (algo que reseño en el artículo: El arte de la cibercultura) y reconfigura la operatividad misma del hacer creativo:
Las obras de la cibercultura no fomentan mensajes acabados, no se cierran, son por eso obras-acontecimiento, obras-proceso, obras-metamórficas conectadas, atravesadas, infinitamente reconstruidas y el acto de creación por excelencia consiste en hacer el acontecimiento, aquí y ahora, para una comunidad; incluso en construir el colectivo para quien ocurrirá el acontecimiento. En ese ambiente los valores de la intención del autor y de la extensión por grabación quedan desvanecidos en favor de una inmanencia radical que promueve conexiones entre mundos heterogéneos y una dinámica autoorganizadora en el que la obra se actualiza socialmente a través de la vida de las comunidades virtuales, cognitivamente por los procesos de inteligencia colectiva y semióticamente bajo la forma del metamundo virtual de la web
Ahora, la cuarta dimensión de la que hablo podría equipararse en su aspecto epistemológico al llamado cuarto espacio antropológico que define Pierre Lévy, con su propios instrumentos de navegación (los mundos virtuales), con sus propios objetos (las configuraciones dinámicas de colectivos sujetos-objetos-lenguajes), con sus propios sujetos (los colectivos inteligentes), con su propia epistemología (la práctica social del saber como continuum, viviendo en constante metamorfosis, la filosofía de la implicación), con su propio soporte (la cosmopedia: espacio multidimensional de representaciones dinámicas e interactivas, de fronteras inestables, y mapas en redefinición constante, una topología constante y dinámica, en la que toda lectura es escritura); y también con su propio horizonte de eternidad, con su dependencia de los otros espacios, vinculándose con ellos armónicamente (por deseos y derrames) o sufriendo la cacofonía de los espacios de abajo que quieren dirigirlo y violentarlo.
Propongo entonces que un "escritor" de la cuarta dimensión, un artista de la cibercultura, un coautor de la cosmopedia sólo puede mirar hacia el oeste: en busca del océano vacío, inexplorado, de los grandes descubrimientos. El Oeste: convocatoria para la partida, silencioso llamado para la apertura de un nuevo espacio. En esa exploración este escritor hace uso de los nuevos soportes digitales no tanto para experimentar con ellos, como para convertirse en pasador, en enlace, en mediador hacia la escritura del porvenir, haciendo eco al llamado del nuevo espacio que plantea Lévy:
En lugar de ampliar las fortalezas del poder, refinemos la arquitectura del ciberespacio, el último laberinto. En cada circuito integrado, en cada chip electrónico se ve y no se sabe leer la cifra secreta, el emblema complicado de la inteligencia colectiva, mensaje irénico disperso al viento
Para terminar, por ahora, esta cómica visión de la transición de dos espacios socio técnicos:




* Escrito originalmente en nomadasyrebeldes.net
Entrada publicada por Jaime Alejandro Rodríguez



Share/Save/Bookmark

martes, 12 de enero de 2010

Todos somos Gutenberg



       Es natural que los artistas que logran vivir de sus obras (músicos y escritores famosos, por ejemplo) reaccionen violentamente  ante el pirateo de sus creaciones y pidan un control del Estado sobre las descargas gratuitas. Estamos en el campo de la defensa legítima de los intereses, nada que objetar. Las editoriales también defienden los suyos: editar un libro supone una fuerte inversión y un riesgo frecuente de pérdidas si no se vende la obra. Los libreros, por su parte, ven cada vez más amenazada su existencia porque su mercancía, la física, también se vende en las grandes superficies y por Internet, además de piratearse.
     Pero la acusación no es de deshonestidad en la defensa de sus derechos, sino de ceguera en la visión de la realidad. Gutenberg ha muerto y no quieren reconocerlo. Hoy cualquier propietario de ordenador con un scanner puede convertirse en editor global, puede hacer el número de copias que quiera y distribuirlas a su antojo. Ha cambiado el sistema de producción de los bienes culturales y eso no lo va a detener ninguna ley. Es como si los monjes medievales pusieran el grito en el Altísimo Cielo porque sus códices maravillosos, únicos, en los que han invertido toda una vida de trabajo, pudieran ser replicados por la imprenta de Gutenberg y vendidos a precio razonable. O como si los que acarreaban el hielo en burros desde los neveros de las sierras, protestaran ante la aparición de los frigoríficos. Un inútil lamento. La aparición de Internet es una revolución no motivada por un movimiento profundo de la infraestructura económica, sino por un descubrimiento de la técnica, y como toda auténtica revolución destruye a los protagonistas del sistema anterior. Aquí van a caer todos los implicados en la cadena, y cuanto más tarden en adaptarse, más irreversible será su caída.
Entrada publicada por Juan José Díez
Share/Save/Bookmark

domingo, 10 de enero de 2010

Comparativa de e-books

       En la excelente página Zonaebook puede verse una comparativa de lectores electrónicos actualizada a Diciembre del 2009. En ella se muestran las principales características técnicas de cada modelo, así como una imagen de cada dispositivo. Y en Soybits informan de los lelibels que se muestran en el CES de Las Vegas.





Share/Save/Bookmark

viernes, 8 de enero de 2010

Seguimientos a la narrativa digital


     Con mi saludo a todos los seguidores y escritores de LITERATURA ELECTRÓNICA, y con mis mejores deseos para este 2010, y agradeciendo muy especialmente a Juan José, me atrevo finalmente a escribir para el blog.
     Les cuento en primer lugar: en un sistema de microbloging (algo parecido a twitter), llamado identi.ca, que utilizo para comunicarme con el equipo que me acompaña en el proyecto Narratopedia, he venido consignando datos y sitios que contienen asuntos que podrían resultar interesantes para la narrativa digital. Quisiera compartir con ustedes ese "seguimiento", para lo cual los invito a ir a esta dirección. En sucesivos posts voy aquí a comentar algunos de los hallazgos más interesantes.
     En segundo lugar, también espero "poner a prueba" (a discusión) con ustedes lo que será mi intervención en el V Congreso Internacional de la Lengua Española, al cual he sido invitado como parte de la mesa sobre Creación literaria y nuevos soportes digitales.
     La idea que espero exponer allí consiste en demostrar que la literatura, como todas las expresiones de la modernidad, empieza a afrontar un cambio de paradigma en el que los soportes digitales son apenas uno de los actores del nuevo escenario, al que hago corresponder con el del "espacio del conocimiento" que describe Pierre Lévy en su libro Inteligencia colectiva, y donde se dan vínculos entre distintos espacios antropológicos guiados por relaciones armónicas (deseos y derrames) y relaciones cacofónicas (los 4 puntos cardinales). Espero demostrar que la creación literaria está tensionada hoy por esas mismas relaciones, algo que ya anuncié en mi artículo: Sueños digitales de un escritor.
     Los invito finalmente a visitar y comentar mi presentación: Narrativas del ciberespacio .
Gracias amigos



Share/Save/Bookmark

jueves, 7 de enero de 2010

Ceguera digital


      Durante los primeros días del año se ha reavivado el eterno tema de la cobardía de las editoriales tradicionales españolas ante el reto del libro digital. Ninguna de ellas ha apostado por asomar la patita para ver cómo podrían capear el ciclón que se está fraguando.
      En el blog eConectados ha aparecido el 2 de Enero una polémica entrada: Los editores españoles van a equivocarse con el ebook. Las ideas fundamentales son dos: los ereaders tienen tantas ventajas, que cuando se abaraten y mejoren sus funciones, barrerán al libro de papel (de hecho Amazon ha vendido más Dan Brown como libro digital que en códice) y dos: si las editoriales no ofrecen sus textos para  los dispositivos  lectores a un precio realmente competitivo, los usuarios terminarán (ya de hecho lo hacen) pirateándolos en las cada vez más numerosas y surtidas webs de descargas gratuitas.
     En el blog Mi mesa cojea, el 4 de Enero, se publica la entrada: Ebooks gratis  en la que el autor declara:
"En estos momentos, en mi Kindle hay 10 libros en castellano. No he pagado por ninguno de ellos, aunque lo he intentado. Lo he intentado en la web de Amazon, en la de El Corte Inglés, en la de La Casa del Libro y en las de las propias editoriales. También lo he intentado a lo loco, a través de Google. Nada. No he podido pagar por ninguno de ellos porque las editoriales de España han sucumbido a una especie de terror, de negación absurda a lo evidente. Los ebooks, para ellos, no existen."
     Antes, el día 2, el mismo autor había mantenido una polémica en Twitter con algunos editores a raíz  de este gorjeo: "Editoriales de España: la ausencia de ebooks en vuestros catálogos me está obligando a descargarlos sin pagar. Enhorabuena y gracias."
      Jorge Ledo, en su blog Ficta Eloquentia, se hace eco del debate y el 5 de Enero publica  El libro digital, España y el modelo americano, donde aporta unos sabios consejos a las editoriales. Cree que la literatura de consumo será pirateada "de manera inmisericorde", pero a diferencia de las discográficas, las editoriales tienen la baza de la edición digital seria y referenciada de muchas obras de sus fondos que tendrían un amplio público académico que no puede conseguirlas por estar descatalogadas.
      La viveza y variedad de los comentarios a todas estas entradas aporta una dimensión iluminadora, y muchas veces divertida, que es indispensable conocer también.
Entrada publicada por Juan José Díez





Share/Save/Bookmark
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...