miércoles, 30 de marzo de 2011

Bodytext

      Bodytext es un espectáculo de danza en el que los movimientos y los gestos del bailarín son reinterpretados electrónicamente para establecer un diálogo con un texto proyectado. La instalación explora el sendero que entrelaza el lenguaje corporal del baile, compuesto de palabras que no pueden ser pronunciadas, y la lectura lineal contextualizada. Al mismo tiempo las palabras del bailarín son capturadas mediante reconocimiento de voz e incorporadas a la proyección.
    BodyText es un proyecto de Simon Biggs y Sue Hawksley, con audio de Garth Paine, que fue premiado en el año pasado en el SEAM festival. Los dos artistas habían colaborado anteriormente en instalaciones que incorporaban la detección de movimiento y el baile como BlowUp. Además el trabajo de Biggs ya se había aproximado a la interacción corporal con las secuencias de lectura en obras como reRead.


    BodyText combina ambos mundos para ofrecer una experiencia visual en la que se establece una comunicación entre el lenguaje impronunciable del baile y el texto escrito.

Entrada publicada por Pelayo Méndez en Palabras digitales

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lunes, 28 de marzo de 2011

¿Retos de la literatura digital o de la humanidad?

         Que la escritura y la literatura han resultado decisivas en el desarrollo de la cultura humana me parece poco discutible. Independientemente del soporte, la transmisión de conocimientos, reflexiones, comportamientos sociales, valores y creencias a través del lenguaje escrito es consustancial con el progreso. La escritura y los libros son valores fundamentales de la educación y ésta lo es del avance humano, técnico y cultural. Por ello, cualquier cambio en la escritura y en la forma en que los seres humanos escriben sobre sus experiencias, sus vivencias, sus ideales, sus temores, sus sueños y sus formas de concebir el mundo – en definitiva, el fundamento de la literatura- afecta al propio mundo y a la humanidad. La literatura, para bien o para mal, es conformadora de la cultura de la sociedad como la concebimos y del progreso. La literatura es un mecanismo para la construcción cultural. La literatura no sólo es reflejo de la identidad humana sino que modela dicha identidad.
    Así, si la tecnología digital, está cambiando (o puede cambiar) el modo en que leemos, ello implica que también cambiarán la sociedad y el mundo. El que ésto sea bueno o malo va a depender muy mucho de cómo se encauce dicha tecnología. De igual modo que la energía atómica puede ser desastrosa cuando se concreta en una bomba nuclear pero beneficiosa cuando se manifiesta como un scanner médico, lo digital puede también tener efectos beneficiosos o adversos en función de la concreción práctica de la misma. Imaginemos, por ejemplo, un escenario extremo en que todos los seres humanos reciben la información exclusivamente por vía visual y oral, sin ninguna escritura de por medio. Imaginemos la desaparición de la literatura, del texto, del alfabeto (cualquiera que sea el soporte) en pro de la entronización divina de la televisión. Creo que compartiremos la idea de que ello sería perjudicial para la raza humana. El alfabeto, la escritura, la transmisión reflexiva y profunda – y no sólo superficial - del conocimiento, la literatura, han sido conquistas logradas a través de milenios cuya pérdida resultaría probablemente dramática.
   Aceptando, entonces, que la escritura debe seguir siendo un pilar fundamental en el progreso humano, se acordará también que es la literatura la herramienta que más incide en modelar una sociedad, en crear una forma de concebir la vida, en fomentar el análisis crítico, en liberar al hombre de ideas preconcebidas y falsas, en desarrollar la mente. Asimismo, el desarrollo técnico es deudor de la literatura técnica que no sólo es la que se plasma en fórmulas y planteamientos algebraicos sino que, sobre todo, la que explica los porqués, los razonamientos subyacentes, las ideas y las dudas que llevaron a las hipótesis científicas, en definitiva, de la filosofía razonada y escrita. Sea, pues, que la literatura conforma el mundo en una u otra medida.
    Caben dos aproximaciones al futuro en lo que concierne a la literatura. Una es que ésta se adecúe a la evolución del mundo, cualquiera que ésta sea. La otra es que la literatura modele el mundo y nos modele a nosotros. Pienso que la segunda es la válida porque lo contrario no sería literatura sino una mera recolección de actas notariales de una realidad que nos arrastra.
    Los estudios neurológicos avanzados están apuntando la hipótesis- cada vez más oída- de que la lectura en pantalla, a través de la red, está modificando nuestro cerebro, nuestro comportamiento neuronal ante la información. Yo personalmente tengo dudas de que ésto sea así porque pienso que la evolución humana requiere mucho más tiempo que el brevísimo impacto de dos décadas de ordenadores y creo, más bien, que se trata de un problema de educación similar al que ha podido haber en otras épocas. No obstante, aceptemos, como apuntan los neurólogos, que nuestro cerebro está efectivamente cambiando en lo que se refiere a la lectura. En una reciente entrevista con el laureado novelista Cormac McCarthy éste señalaba:

   The 800-page books that were written a hundred years ago are just not going to be written anymore and people need to get used to that. If you think you're going to write something like "The Brothers Karamazov" or "Moby-Dick," go ahead. Nobody will read it. I don't care how good it is, or how smart the readers are. Their intentions, their brains are different. (Los libros de 800 páginas que se escribieron hace cien años no se van a escribir más y la gente debe acostumbrase a este hecho. Si usted piensa que va a escribir algo como “Los hermanos Karamazov” o “Moby Dick”, adelante, hágalo. Pero nadie lo leerá. No importa lo bien que lo haya escrito o lo inteligentes que sean los lectores. Sus propósitos, sus cerebros son diferentes.)

     Algo no diferente de lo que anda defendiendo, como predicador en el desierto, Nicholas Carr cuando afirma que Google nos puede volver estúpidos  (como puede leerse aquí y aquí).
    Básicamente, estos cambios se fundamentan en que aparentemente nuestros cerebros se están acostumbrando a fijar la atención exclusivamente de manera breve, fugaz, relampagueando de información a información, saltando de una cosa a otra sin profundizar en ninguna, a la multitarea superficial, a la fragmentación, al titular rápido e impactante. Y, al contrario, estaríamos perdiendo capacidad de concentración, de reflexión, de atención continua, de conseguir aislarnos del ruido externo para trabajar sobre un punto concreto o para leer despacio. Una tendencia que viene definida, sobre todo, por intereses comerciales. Los fabricantes de hardware y software necesitan esa fugacidad, precisan que todo sea breve, que los dispositivos no sirvan sólo para una cosa sino para muchas (aunque luego apenas se usan las posibilidades existentes), que se desarrollen y se vendan millones de aplicaciones y juegos diferentes, que cada mes sea necesaria una nueva prestación que justifique más cacharrería y más aplicaciones.
    Llegamos aquí a las grandes decisiones. A los dos grandes escenarios. En el primero, esta tendencia “comercial” nos arrastra. En este contexto, por ejemplo, las tabletas tendrán todas las de ganar. Los lectores como el Kindle perderían la batalla porque sólo sirven para leer (y, encima, con ventajas nada claras respecto al papel) y el libro tradicional también la perdería. Los ordenadores, las apps, las tabletas, los dispositivos móviles vencerían: sirven precisamente para saltar de aquí a allá, para navegar por sitios dedicando sólo unos segundos o minutos a cada uno, para llamar por teléfono entre lectura y lectura, para bailar nuestra atención entre vídeos, músicas, titulares, recibiendo mensajes continuos de las redes sociales a los que hay que atender aquí y ahora… y, precisamente, el que sus pantallas no estuviesen optimizadas para leer y el que causaran cansancio visual no tendría importancia porque no se usarían para leer pausada y profundamente. En este mismo escenario, la literatura – tanto la digitalizada como la digital- debería modificarse sustancialmente. Serían textos fragmentados, de pocos capítulos y además cortos, con tramas simplificadas, historias que no se desarrollan, breves pinceladas de los personajes, mini textos, cuentos hiperbreves, una literatura de spot, historias tipo anuncio, condensadas, fragmentadas, de retazos, de consumo rápido, con aspecto más de película que de escritura. ¿Es esto malo? Se dice que lo breve si bueno, dos veces bueno. El problema es que todo no puede ser breve, que esa brevedad obligada dejará fuera gran parte del pensamiento más rico y profundo del ser humano. El problema es que se reduciría la riqueza de lenguaje (no hay más que ver el nivel de los SMS), la precisión, el matiz.
   En el segundo escenario, la literatura –digital y digitalizada- toma las riendas, modela a la sociedad e indica el camino a seguir. En este escenario, los lectores electrónicos deberán ser mejores; el que no produzcan cansancio visual será fundamental, el que permitan la concentración también. Serán dispositivos avanzados y especializados, sencillos porque no incluirán mas que lo esencial para leer, con pantalla de tamaño humano. Un escenario en que no se exigirá un desarrollo exponencial a los ordenadores sino a nuestros cerebros. Serán éstos los que tengan que esforzarse, los que no encontrarán todo mascado, los que deban seleccionar, elegir, dedicar tiempo a la tarea, al pensamiento. La literatura sí podría desarrollarse en campos nuevos que incluyeran otras artes (visuales o sonoras), la inmersión 3D, la holosala, el hipertexto, pero siempre potenciando la inmersión lenta, profunda, reflexiva.
    Seguramente, es la humanidad, y no la acción literaria, la que afronta estas decisiones, estos retos futuros.

Entrada publicada por Félix Remírez en Biblumliteraria

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viernes, 25 de marzo de 2011

La ola transmedia

         

     Hay un alboroto, un zumbido, una tendencia tumultuosa que desde hace poco más de un año se difunde por internet: una "nueva forma de narrar", la transmedia storytelling. ¿Qué es en realidad la narrativa transmedia? ¿Se trata de una burbuja pasajera o estamos ante la última forma de contar historias? 
    En principio, el término "transmedia" no tiene su aplicación más importante en la narrativa literaria, se aplica sobre todo a otras formas de contar historias; en realidad, comenzó usándose (y todavía se hace así) para referir a series de televisión o películas, generalmente de adolescentes. Se trata, en este sentido, de servirse de internet para propagar aún más una obra que ha tenido éxito en una plataforma determinada creando alrededor de ella una comunidad de seguidores que puedan acceder a sus contenidos por todos los canales posibles: video, blogs de los personajes, chats, documentos, foros, realidad aumentada, juegos de realidad alternativa, etc... Compromete así a los consumidores en un "mundo narrativo" más complejo, multidimensional, que el de las habituales narrativas lineales. Estos personajes y mundos narrativos pueden existir y desarrollarse fuera de la trama inicial de la película o serie. En lugar de ir pasivamente al cine, los espectadores pueden interactuar con los personajes en páginas web, intervenir en juegos, seguir una cuenta de Twitter o participar en un vasto dispositivo de otras oportunidades en varias plataformas. 
     O sea, podemos simplificar diciendo que la narrativa transmedia cuenta historias a través de múltiples plataformas y formatos, los cuales en teoría deben aportar contribuciones distintas para enriquecer la narración y para conseguir un espectador-actor-lector-jugador-fan que se integre en un mundo narrativo propio de la obra. El factor participativo es fundamental en la transmedia y es lo que la distingue de las narraciones multicanal o crossmedia. El transmedia es un subconjunto del crossmedia. Todos los transmedia son crossmedia, pero no a la inversa. El contenido simplemente difundido a través de varios medios (crossmedia) ya no es suficientemente satisfactorio para los nativos digitales, que no se contentan con la experiencia pasiva del lector o espectador tradicionales, sino que demandan ser actores, jugadores, incluso creadores, interviniendo ellos mismos en la obra. Así, es muy importante que el transmedia tenga esa posibilidad de participación. Son los juegos de realidad alternativa (JAR) los que mejor cumplen esa demanda y por consiguiente los que más inequívocamente distinguen a una experiencia transmedia. Los juegos de realidad alternativa usan el mundo real como plataforma para contar una historia que tiene lugar en tiempo real, en escenarios reales y que evoluciona según las decisiones reales de los participantes. Y para todo eso se necesita un teléfono móvil y una conexión a internet.
    En las experiencias transmedia comerciales siempre hay una plataforma dominante (generalmente aquella en la que ha tenido éxito la obra) y otras subsidiarias. Por ejemplo, en True Blood de la HBO, la plataforma dominante fue en su origen la serie de televisión, que trata de amplificarse utilizando una página web donde se ofrece toda la información necesaria sobre los personajes, la trama, la música, se venden souvernirs de la serie o donde Jessica, la niña vampiro, mantiene un video blog. O el caso de la película The Dark Knight, última entrega de Batman, que fue acompañada desde su estreno con el proyecto transmedia Why So Serious?
     Como vemos, es internet la plataforma que sirve para integrar a las demás y conseguir una experiencia enriquecida y participativa. En realidad, el futuro del entretenimiento no puede concebirse sin contenido amplificado o enriquecido y su distribución multiplataforma se adapta idealmente a los hábitos de los nativos digitales, consumidores continuos y simultáneos de juegos, internet, televisión, cine, libros...
     Hasta ahora hemos hablado de un tipo de transmedias, de las comerciales, promovidas por la industria cultural masiva, que están subordinadas a obras que ya han tenido éxito en el formato primitivo y a las que se yuxtaponen, más o menos artificialmente, otras plataformas. Pero en la literatura electrónica, en la ciberliteratura, aunque todavía en escaso número, también existen obras transmedia, independientes de marcas comerciales, que tienen internet desde el principio como plataforma integradora y dominante, o sea, narraciones creadas de una vez para funcionar en la red, siendo en ésta donde se integran las demás plataformas subsidiarias. Estamos pensando, por ejemplo, en Conspiracy for good o en Collapsus.
    Estas últimas se pueden confundir con las obras hipermedia (narraciones que utilizan hipertexto verbal y multimedia) o con cierto tipo de libros enriquecidos ("enhanced ebooks"), pero también en este caso el factor diferenciador sería, más que el mero enriquecimiento de la obra multimedia con videos, audios, imágenes o incluso con las redes sociales (Twitter, Facebook), la intervención necesaria de la tecnología de los móviles como instrumentos de participación que permiten la realidad aumentada o los juegos de realidad alternativa, que al fin y al cabo son los que posibilitan que el usuario se convierta a la vez en un espectador-actor-lector-jugador-fan-creador.
   La narrativa transmedia, pues, es difícil concebirla como literatura, (la palabra escrita es completamente residual en la mayoría de los casos), mejor hablaríamos de "cibernarrativa" para destacar la integración de plataformas que permite internet. En la plataforma libro se cuenta la historia con el  "medio" palabras. En la plataforma cine, se cuenta la historia con el medio  visual de las imágenes en movimiento y el auditivo de la banda sonora. Pero la aparición de la Web aporta dos rasgos fundamentales a la narratividad: la capacidad de integrar las demás plataformas y sus medios correspondientes en una sola, y sobre todo, la interactividad, la capacidad de implicar en una gran variedad de grados de participación al internauta. Participación  decisivamente incrementada con la ayuda de los teléfonos móviles, pues como venimos diciendo, la novedad del transmedia (tanto de la comercial como de la independiente) respecto a la narrativa multimedia anterior es la implicación de la tecnología de los móviles para permitir el máximo grado de interactividad.
Entrada publicada por Juan José Díez

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miércoles, 23 de marzo de 2011

La tecnología amplía la literatura



      Agustín Fernández Mallo acaba de publicar El hacedor (de Borges), Remake, donde además de una versión en papel de la obra borgiana (a la cual incorpora referencias de internet) Fernández Mallo ha trabajado en una versión digital para iPad, a la cuál llama una versión enriquecida. De esta manera puede incorporar imágenes, vídeos y la posibilidad de visitar los enlaces.
     El eterno debate entre literatura en formato papel, su traslado al entorno digital en forma de e-book (lo que llamamos literatura digitalizada) y literatura digital (sólo puede consumirse en entornos digitales dado el fuerte componente de programación), poco a poco, deja espacio a la naturalidad, que cada autor circule por donde crea oportuno.
    Los dispositivos iPad, aunque no son, en sentido estricto, un e-book, en la práctica se están convirtiendo en el estándar a seguir, de manera que en poco tiempo los lectores actuales con tinta electrónica (incluso los de color) pasarán al cementerio tecnológico. Aunque la lectura no es tan amable y los ojos se resienten, se gana en interactividad y en incorporación de contenidos diversos. Ya veréis como en poco tiempo oiréis hablar de los e-books interactivos.
    Pero no perdamos la perspectiva, revisitar obras desde el ámbito digital no es nuevo. Eugenio Tisselli hace años creó la obra de literatura digital El libro flotante de Caytran Dolphin, donde selecciona los fragmentos que la obra original reporta de un libro ficticio (Estuario) y nos permite completar, aumentar, permutar su contenido. Se trata de una obra de creación en la cual los usuarios-lectores pueden incorporar comentarios a los fragmentos, incluso crear distorsiones mediante un sistema informático. Además, abre la posibilidad a la adición de fragmentos nuevos, que de rebote podrán ser nuevamente comentados y distorsionados. Por tanto, una obra en constante creación-transformación.
    En esta línea de uso, reconstrucción y reelaboración de obras preexistentes, destaca Poemas no meio do caminho de Rui Torres, donde a partir de Amor de Clarice Lispector elabora un texto móvil que nos aparece por la pantalla. Unas palabras a través de las cuales nos podemos sumergir, navegar... incluso hacer cambios sobre el texto mientras escuchamos su locución. Nuestra lectura, las variaciones que hacemos, no deben quedar en el vacío digital, pueden aparecer publicados automáticamente en el blog de la obra.

Entrada publicada por Carles Lindín  carles@lindin.cat
www.lindin.cat
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lunes, 21 de marzo de 2011

Jornadas E-poetry en Alicante


    Tomamos del blog Camon la convocatoria de las Jornadas E-poetry en Alicante que tendrán lugar los días 30 y 31 de este mes de marzo.

    "La poesía se está abriendo camino en internet bajo varias formas: texto digital, e-poetry, hipertextos, flashes, movimientos… Por eso te proponemos un pequeño ciclo para descubrirlas. Dicho ciclo incluirá un taller con Eugenio Tisselli que nos enseñará a usar sus herramienta de creación de poesía electrónica MIDIpoet y Motorhueso.net, el miércoles 30 de marzo.  Por otra parte Laura Borrás, una de la mayores expertas en literatura e internet, nos explicará en una amena conferencia las diferentes formas que está adquiriendo la lírica en la red, programada para el jueves 31 de marzo.

Taller de poesía electrónica con Eugenio Tisselli

    Presentación de dos herramientas de creación de e-poetry de la mano de su autor, Eugenio Tisselli:
    1. MIDIPoet ... una herramienta enfocada a explotar las posibilidades visuales e interactivas del texto en pantalla. Esta formada por dos programas: compositor e intérprete, con los cuales se puede, respectivamente, componer e interpretar piezas de texto y/o imagen manipulable. Estas piezas pueden o no responder a impulsos externos, tales como mensajes MIDI o el teclado del ordenador, y generar manifestaciones visuales que involucran la manipulación de los diferentes atributos del texto (contenido, tipo de letra, posición, tamaño, etc), la imagen (contenido, posición, etc) y otros elementos y efectos visuales.
    Más información: http://motorhueso.net/midipoet/index.htm
    2. Poesía asistida por Computadora ... para explorar las posibilidades de la poesía algorítmica.
    Más información: http://motorhueso.net/pac/
    Eugenio Tisselli es autor del Manifiesto text jockey (desarrolló la figura equivalente al DJ o al Video-jockey pero en texto). En 1999 se convirtió en pionero con MIDIpoet, una herramienta que creo para manipular texto y poder hacer performances (y que licenció bajo Creative Commons). Sus proyectos actuales van en la linea de usar la red como materia prima (un blog creado por un algoritmo que obtiene textos, los modifica y publica, creando una suerte de nuevo dadaísmo cibernético).
    Día y hora: Miércoles 30 de 17:00 a 20:00 horas.
    Si estás interesado/a en el taller puedes apuntarte al mismo desde aquí.

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    Conferencias sobre tipos y formas actuales de la poesía electrónica con Laura Borrás

    Laura Borrás, una de la mayores expertas en literatura e internet, nos explicará en una amena conferencia las diferentes formas que está adquiriendo la lírica en la red.
   Es directora de Hermeneia, el grupo de investigación internacional integrado por 17 investigadores procedentes de diferentes universidades catalanas, europeas y americanas: Universitat Oberta de Catalunya, Universitat Autònoma de Barcelona, Universitat de Barcelona, Universitat Ramon Llull, Brown University (EUA), Faculdade Paulista de Artes (Brasil), Universtiy of Jyvaskyla (Finlandia), University of Essex (Reino Unido) y Universté d'Artois (Francia).
    La combinación de diferentes miradas a propósito de la literatura digital como fenómeno revolucionario y cambiante es una de las grandes riquezas de este grupo de investigación internacional. Desde su formación, se ha querido potenciar la participación de investigadores extranjeros en un proyecto que requiere el intercambio y el diálogo generado desde diferentes perspectivas académicas de todo el mundo. A medida que ha avanzado nuestra trayectoria hemos ido incorporando nuevos investigadores que se han significado especialmente en el ámbito de investigación de nuestro grupo. Ello nos ha permitido crear una red extensa de relaciones que nos facilita la obtención de una visión poliédrica y pluridisciplinar del objeto de estudio entendido en un sentido amplio.
   Día y hora: Jueves 31 de marzo, de 17:00 a 20:00 horas.
   Si estás interesado/a en la conferencia puedes apuntarte a la misma desde aquí."

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viernes, 18 de marzo de 2011

Se equivocan

                         
 
    Se equivocan quienes creen que el ciberespacio es un invento de hace unos pocos años. En 1984, casi diez años antes del desarrollo de la telaraña informática que conocemos como Internet, el escritor William Gibson utilizó el término "ciberespacio" en su novela Neuromante, y lo hizo anticipando lo que efectivamente hoy reconocemos como esa realidad virtual que se encuentra dentro de los ordenadores y redes del mundo.
    En 1987, la holocubierta, una instalación de realidad simulada con hologramas que anticipa las actuales tecnologías de realidad virtual inmersiva, fue vista por primera vez en el primer episodio de Star Trek: la nueva generación.
 
     En 1996, Neal Stephenson, publica la utopía novelada “La era del diamante”, en la cual imagina “la cartilla”, un artefacto de texto dinámico que se adapta constantemente a la personalidad y a las necesidades cambiantes del usuario y que le ofrece simulaciones de la vida real como estrategia educativa.
    Mucho antes, en 1941, el argentino Jorge Luis Borges había ya imaginado la novela hipertexto en su famoso relato “El jardín de los senderos que se bifurcan”. Allí se lee a propósito del libro laberíntico de Sui Pen: “La relectura general de la obra confirmó esa teoría. En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras; en la del casi inextricable Sui Pen, opta —simultáneamente— por todas. Crea, así, diversos porvenires, diversos tiempos, que también, proliferan y se bifurcan”.
    Y en 1963, Julio Cortázar anticipa la escritura interactiva con la publicación de su novela “Rayuela”, en la que aboga por una creación colectiva de la literatura.
    Escritores y artistas imaginaron e inventaron muchos de los artefactos y prácticas que hoy configuran la llamada ciberliteratura, pero escritores y lectores tradicionales no acaban de acomodarse al nuevo panorama. En un relato de 1940 del escritor argentino Adolfo Bioy Casares que fue calificado de perfecto, Faustine es una mujer que habita una isla perdida a la que llega un fugitivo que escapa de su condena a muerte y de la cual este hombre se enamora, sin que ella reaccione a su devoción. Sorprendidos, descubrimos que la bella y enigmática Faustine es apenas una imagen viviente, un simple producto de los experimentos de Morel, un científico que prefigura los investigadores de la técnica holográfica de hoy.

    Un hombre administra una biblioteca singular, la biblioteca de babel: en ella se encuentra reunido todo el conocimiento.

    Otro, inventa un procedimiento para desintegrar los libros en partículas elementales con las cuales se pueden ensamblar infinitamente los contenidos que antes estaban confinados a un objeto clausurado. Llama a este procedimiento "los libros de arena". Hace 70 años, Borges nos regaló este par de imágenes de lo que hoy conocemos como internet, la biblioteca universal y el libro digital o más bellamente, el libro de arena
    Quizá la literatura tenga mucho más que anticipar y nos siga regalando bellas y sorprendentes imágenes e ideas para el futuro. Esa seguirá siendo su principal función. Pero hoy se han abierto para ella nuevas posibilidades culturales y de expresión y quizás así se esté cumpliendo su verdadero destino.

Entrada publicada por Jaime Alejandro Rodríguez en Nómadas y Rebeldes

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miércoles, 16 de marzo de 2011

Los lectores generativos de John Cayley y Daniel Howe



        The readers project es una iniciativa a cargo de John Cayley y Daniel Howe que se desarrolla en la Brown University. El proyecto consiste en una colección de “lectores” electrónicos semi-autónomos que desarrollan lecturas generativas sobre cualquier texto siguiendo diferentes patrones de comportamiento lector y basándose en parámetros estéticos, afectivos o literarios. Cada uno de los diferentes tipos de “lector” persigue trazos lingüísticos y estructuras poéticas a partir de sus intereses particulares con la intención de generar nuevos textos y elaborar mapas visuales de lectura.
        El resultado de sus procesos se presenta después conceptualizado en instalaciones y performances donde los “lectores” automáticos ponen en practica su actividad de lectura. En su web puede verse un video del proyecto con ejemplos de estas intervenciones.
Entrada publicada por Pelayo Méndez en Palabras Digitales

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lunes, 14 de marzo de 2011

Generador fractal de poemas


     Roger Olivella ha desarrollado un pequeño y curioso generador de poemas, a medio camino entre las artes visuales y la literatura, basado en los fractales matemáticos. Su obra Insula smaragdina - ya bastante antigua- utiliza las fórmulas de la isla de Koch, un subconjunto de los fractales de Lindenmayer. Tomando una frase en latín, ésta se repite infinitamente de modo que se obtiene un modelo repetitivo a cualquier escala en que se lea el texto que, como no podía ser de otra manera, se "dibuja" siguiendo el patrón matemático del fractal, al modo de un caligrama dictado por leyes matemáticas. Necesita tener activado JAVA para que funcione. Su valor literario, con todo, es irrelevante.
     Un fractal, como se sabe, es un objeto geométrico cuya forma básica se repite a cualquier escala. Tiene propiedades matemáticas curiosas (como que su dimensión no es entera) y fue descrito por primera vez por Mandelbrot. Son autosimilares, es decir, sus partes tienen la misma forma o estructura que el todo, aunque pueden presentarse a diferente escala y pueden estar ligeramente deformadas.
   La curva de Koch en particular se obtiene dividiendo repetidamente un triángulo. Se parte, incialmente, de un triángulo equilátero de lado unidad. Lo dividimos en tres partes iguales de longitud 1/3 cada lado. Sustituimos el segmento central por dos segmentos de tamaño idéntico formando un diente como se muestra en la animación mostrada abajo en la iteración n=1. En este momento, tenemos una curva poligonal P1 de longitud 3·4··1/3=4. Repetimos la operación (n=2) con cada uno de los cuatro nuevos segmentos de cada uno de los "lados". Obtendremos así la curva P2 de longitud 3·42·1/32=16/3. La iteración indefinida nos proporciona la isla de Koch o copo de nieve de Koch. Se entiende que, a partir de una ley muy sencilla (la subdivisión de una recta), se pueden obtener formas increiblemente complejas. Curiosamente, la curva de Koch tiene un perímetro ¡infinito!


    Amén de su interés en las ciencias exactas, se le presta mucha atención porque, por un lado, muchas estructuras naturales son fractales (las plantas, las líneas de costas, configuraciones minerales, complejos químicos,...) lo que permite concebir que se forman mediante la repetición de leyes simples a escalas cada vez mayores y modelarlas mediante algoritmos recursivos. Por otro, los gráficos 2D o 3D de un fractal permiten generar imágenes visuales de enorme atractivo artistico.


Entrada publicada por Félix Remírez en Biblumliteraria



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viernes, 11 de marzo de 2011

"Nox", de Anne Carson

  
  Anne Carson, poeta y filóloga clásica canadiense, ha publicado "Nox" (2010) en la editorial New Directions. Este libro, antes de entrar en su magnífico contenido poético, es un artefacto materialmente raro, sus páginas vienen no entre dos cubiertas, sino en una caja del tamaño de una biblia. Dentro hay una reproducción del cuaderno de notas de la autora, con las hojas no cosidas sino plegadas como un acordeón.
    El libro es una elegía a la memoria de su hermano Michael. Era cuatro años mayor que ella. De joven entró en el mundo de la droga y en 1978 tuvo que huir de su hogar hasta Europa y la India, viviendo desde entonces con nombre y pasaporte falsos. Raras veces le enviaba alguna postal. Durante 22 años sólo la llamó por teléfono media docena de veces y nunca le decía gran cosa. En resumen, fue un misterio total. Cuando murió, Carson no se enteró hasta dos semanas después, cuando la viuda pudo encontrar su teléfono entre los papeles de su hermano.
    Anne empezó a escribir un cuaderno para reunir los rastros del ser querido, un álbum de recortes con trozos de su escritura, sellos, postales... acumulando así retazos de Michael que le demostraran que fue real, que esa persona existió.


    El libro se abre con un enigma: un trozo de papel amarillento y arrugado contiene un poema latino de diez versos (ni traducido, ni atribuido, ni titulado, salvo por el numeral romano CI). En adelante las demás páginas izquierdas se dedican a entradas lexicográficas definiendo cada palabra de ese misterioso poema.
     En la página derecha siguiente Anne empieza:
   "Yo quise  llenar mi elegía con todo tipo de luces. Pero la muerte nos hace mezquinos. No hay más, él ha muerto. El amor no puede cambiar eso. Las palabras no pueden añadir nada. No importa cómo yo intente evocar  al muchacho resplandeciente que él era, al fin lo que queda es una simple, una extraña historia."
      En las páginas derechas se acumulan los recortes: fotos, dibujos, postales, sellos, cartas manuscritas, pasajes de Herodoto, transcripciones de conversaciones que Carson va cosiendo poco a poco mientras emerge el retrato de su hermano.
    Cuando falta un tercio del libro para terminar, Carson finalmente nos resuelve el acertijo del poema latino. Es el poema 101 de Catulo, una elegía que el poeta romano escribió en memoria de su propio hermano, muerto también en tierras de ultramar.
    Esta obra no tiene versión hipermedia, ni está en internet, sólo puede leerse si se compra (30 $) la caja en la que viene escondida. ¿Por qué entonces puede tener interés desde un punto de vista "electrónico", más concretamente de "poesía electrónica"? Ante todo, porque  cumple con el sustantivo: "es" poesía, y de la más universal, de la más insondable, la que intenta expresar el duelo. Y "electrónica", porque su estructura es fragmentaria, no lineal; los breves textos, poemas, fotos, postales, recuerdos... podrían exponerse con toda eficacia y brillantez recurriendo a hipervínculos y multimedia. En ese sentido el artilugio del acordeón podría ser sustituido por una simple página web.

Entrada publicada por Juan José Díez

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miércoles, 9 de marzo de 2011

Jam de escritura



    Jam de escritura es un proyecto de improvisación de escritura en vivo que lleva en activo desde el 2007 por iniciativa del escritor y guionista Adrián Hadiukowski. Subido a un escenario un escritor invitado improvisa una sesión de su escritura automática que es proyectada en tiempo real a un auditorio, acompañado siempre por un disk jockey que pone en escena una sesión musical con temas escogidos por el escritor. Las Jams pretenden explorar un nuevo espacio físico de interacción directa entre el escritor y su público, creando una actuación en directo más propia en la contemPOPraneidad de otras artes como la música y que rescata para el espectáculo pop recovecos de la tradición oral de la poesía.
    En la actualidad Jam de escritura lleva a cabo sesiones regulares por distintos lugares del planeta. Todos los futuros eventos, así como información sobre los anteriores, pueden seguirse a través de su blog desde donde se coordina el proyecto.

Entrada publicada por Pelayo Méndez en Palabras Digitales






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lunes, 7 de marzo de 2011

Poetry beyond text


    Poetry beyond text es un proyecto interdisciplinar de las universidades británicas de Dundee y Kent que se propone investigar las formas rápidamente cambiantes de representación visual y textual presentes en el campo de la poesía y del arte visual. El proyecto The Poetry Beyond Text forma parte del más amplio programa AHRC ‘Beyond Text: Performances, Sounds, Images, Objects’ (2007-12), que incluye unos 40 proyectos individuales y pretende crear una comunidad investigadora multidisciplinar y colaborativa.    
     La web del proyecto presenta treinta piezas de poesía que integran en distintos grados lo visual y lo textual. Entre ellas hay obras de Jim Andrews, Thomas Clark o John Cayley y David Howe. La página se complementa con apartados muy interesantes como una exposición sobre las teorías estéticas actuales en relación con la poesía y las artes visuales. De ésta resumimos algunas ideas que tienen que ver con la eterna cuestión de la relación entre texto e imagen en las artes literarias y que hoy, con internet y la literatura hipertextual y multimedia, cobra su máxima efervescencia.
    La relación entre la literatura y el arte visual han sido debatidas desde la antigüedad. Desde la máxima horaciana "ut pictura poesis" (la pintura es como la poesía) y la noción de artes hermanas, la idea de que ambas, poesía y pintura, comparten rasgos fundamentales como modos de representación ha sido un tópico de discusión en la historia de la estética. Pero en el siglo dieciocho, Lessing se esforzó en diferenciarlas más que en hermanarlas: la poesía debía apelar al oído y basarse en acciones ligadas al tiempo, mientras la pintura debía dirigirse al ojo y representar configuraciones espaciales. El argumento de Lessing pretendía sostener la superioridad de la poesía, pues los signos abstractos del lenguaje ofrecen un libertad y expresividad mayores que los signos naturales del arte visual...Pero, según los investigadores del proyecto, no debemos entretenernos con estos problemas de dominancia o jerarquía, sino que "ahora parece mucho más interesante explorar obras que integren textos e imágenes conjuntamente y examinar cómo estos modos impactan uno en el otro". De todas formas, al reconocer que vivimos en una cultura abrumadora y progresivamente dominada por las imágenes, la cuestión de qué valor tiene la literatura en relación con el arte visual, permanece todavía, como en la antigüedad, sometida a debate.
Entrada publicada por Juan José Díez

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viernes, 4 de marzo de 2011

CurveShip

    Nick Monfort, bien conocido en el campo de la literatura digital, acaba de poner a disposición del mundo CurveShip, un entorno de desarrollo muy interesante y avanzado para escribir Ficción Interactiva (IF) que permite modelar un mundo virtual en base a objetos, lugares o hechos así como modelar una red de textos que, unidos, forman una trama compleja narrativa (un ejemplo de IF comentado en Biblumliteraria puede leerse aquí). El sistema permite narrar de manera flexible, bien sea en un orden determinado temporal, lineal o no, o desde el punto de vista de un personaje particular. No es un entorno sencillo de utilizar por cuanto que el usuario necesita tener conocimientos de programación (particularmente del lenguaje Python) y estructurar la obra en forma de comandos, lo que seguramente no es sencillo para un escritor. El sistema incluye un generador de texto que puede crear textos diversos en función de una serie de reglas y parámetros definidos en un nivel superior. La forma de programar se asemeja al uso de objetos en los que además del texto se deben indicar el lugar donde ese texto puede expresarse, los elementos que contiene ese lugar, las relaciones con otros sitios adyacentes, las acciones que son posibles dentro de ese espacio, etc. Una especie de “clases” usadas en lenguajes de programación de alto nivel. Las reglas de producción de texto admiten flexibilidad ya que el propio entorno puede modificar las palabras para que, por ejemplo, concuerden en número y tiempo. Una explicación –en inglés- de la sintaxis puede leerse aquí, un ejemplo de lo que puede conseguirse aquí y finalmente la descarga del entorno de desarrollo puede hacerse desde este enlace.

Entrada publicada por Félix Remírez en Biblumliteraria

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miércoles, 2 de marzo de 2011

KOSMÓPOLIS 2011


      Kosmopolis 11 tendrá lugar del 24 al 26 de Marzo en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. Se trata de un encuentro literario bienal que este año celebra su sexta edición.
     Según los organizadores: "El ingreso en la segunda década del siglo XXI revela un escenario apasionante. La hegemonía de la palabra impresa comienza a erosionarse para dar espacio a otras palabras antiguas y novísimas. Asistimos al renacimiento de una oralidad plural, y al mismo tiempo, la irrupción sísmica de la palabra electrónica altera el modo de crear, concebir, publicar y distribuir literatura. K11 es un sensor de estas nuevas cartografías generadas por las revisiones del canon occidental, la transformación de géneros y formatos, el asalto a las categorías de la ficción, la emergencia de las narrativas transmediáticas, la diversificación de los dispositivos de lectura, la aparición de nuevas especies de lectores y escritores, la autoría coral que se abre paso a través de la redes sociales y la explosión de creatividad literaria que está teniendo lugar dentro y fuera de Internet."
      Este año incorpora algunas novedades: por primera vez habrá debates en torno al teatro, con la presencia del autor revelación en Aviñón 2009, Wajdi Mouawad y el director actual de este prestigioso festival de cine francés, Vincent Baudriller.
     Ian McEwan conversará con Jorge Wagensberg sobre el cambio climático y Enrique Vila-Matas dialogará con Eduardo Lago a propósito de Barcelona y Nueva York. También asistirán Jonathan Safran Foer, Alessandro Baricco, Claudio Magris, Manuel Vicent o el experto en narrativas transmediáticas Henry Jenkins, que participará por videoconferencia. La poesía africana vendrá de la mano de dos performers: D’bi Young y Malika Ndlovu, que nos descubrirán la tradición oral del continente.
     Además, coincidiendo con el 90 aniversario de su nacimiento, Kosmopolis dedicará una parte de su programación a Stanislaw Lem, uno de los renovadores de la literatura de ciencia ficción y una de las figuras claves de la literatura fantástica junto a Jorge Luis Borges e Italo Calvino. Sus libros, entre los cuales se encuentran Ciberiada y Solaris, se han traducido a 40 lenguas.  En sus ensayos muestra la originalidad de su pensamiento filosófico y en su obra Summa technologiae predijo (ya en los años sesenta) el desarrollo de la tecnología informática y del mundo virtual.
    Organizado por Hipermédula, tendrá lugar el concurso de micronarrativas "Twitteratura" que se desarrollará a través de Twitter y en el que los participantes deberán enviar textos de 140 caracteres que serán evaluados por  un jurado.
     Finalmente, Kosmopolis acogerá la primera novela escrita en directo y de forma colectiva en una JAM de escritura que durará siete horas y en la que crearán en directo Laura Fernández, Víctor García Tur, Jordi Puntí, Andrés Ibáñez, Flavia Company, Mathias Enard, Manuel Vilas, Andrés Neuman, Eloy Fernández-Porta, Jordi Carrión y Miguel Brieva.
     Podemos consultar todo el programa .
Entrada publicada por Juan José Díez

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