viernes, 30 de abril de 2010

Lingüística computacional (II)






(El capítulo anterior de esta serie puede leerse
aquí )


Para que el lenguaje pueda ser procesado por un ordenador de manera mecánica es necesario plasmar el funcionamiento de un idioma en un modelo formal que pueda ser manejado por una máquina. La lingüística computacional, por tanto, debe desarrollar modelos del lenguaje que permitan decidir cómo se forman las oraciones, cuáles están bien creadas, si su significado es correcto, etc. Y, además, estos modelos deben ser matemáticos, tratables por algoritmos de cálculo.

Hay dos grandes tipos de modelos del lenguaje:

a) Modelos algebraicos o axiomáticos en los que el idioma se representa por medio de símbolos que pueden ser combinados y analizados de acuerdo a la teoría de conjuntos y la lógica algebraica. Estos modelos contienen un conjunto de elementos sobre los que aplicar los cálculos (que, en primera instancia, podríamos identificar con las palabras del idioma), un conjunto de restricciones que establecen qué combinaciones de los elementos son admisibles (por ejemplo, que un sustantivo y un adjetivo deben concordar en género y número) y un conjunto de reglas que pueden aplicarse sobre los elementos y las restricciones (por ejemplo, que una frase posible es determinante+sustantivo+verbo+adjetivo) de modo que se generen oraciones válidas.

Un modelo de este tipo intenta plasmar la estructura lógica del lenguaje.

b) Modelos estadísticos en los que no se pretende una representación precisa del idioma sino que se analiza la frecuencia estadística de la aparición en el mismo de ciertas palabras, combinación de ellas, cada morfena, cada sintagma, cada categoría sintáctica, cada significado en caso de ambigüedades, etc. Si la base de datos sobre la que actúa un modelo de este tipo es suficientemente grande será muy probable que pueda encontrarse una oración o que pueda completarse otra a partir de ciertos componentes.

Las aplicaciones comerciales existentes, especialmente en el caso de los traductores computerizados, se basan más en modelos estadísticos mientras que los desarrollos del lenguaje en el ámbito de la inteligencia artificial y la búsqueda del ordenador hablante se basan en los algebraicos. Y en la creación automática de literatura es muy posible que esta aproximación sea también más posibilista.


Los modelos algebraicos

Vimos anteriormente que, simplificando, un modelo algebraico contiene tres partes fundamentales: el conjunto de símbolos, el conjunto de restricciones y el conjunto de reglas.

El conjunto de elementos es el diccionario sobre el que queremos actuar. Si se trata de una aplicación genérica, ese conjunto será el total de palabras de una idioma. Por el contrario, si se busca un programa especializado en un campo determinado (por ejemplo, un algoritmo que interactúe en el diagnóstico médico), ese corpus se reducirá a ese nicho específico, lo que simplificará el tratamiento.

Dentro del conjunto de elementos pueden existir subconjuntos complementarios. Por ejemplo, si además de comprender expresiones y crearlas en pantalla, la máquina debe escucharlas y hablarlas, entonces deberemos tener una base de datos fonética.

El conjunto de reglas incluirá todas aquellas formas admisibles en la construcción de frases. Así, en castellano, una regla que habría que introducir en el algoritmo sería:

SN -> (DET) + N

Ecuación que puede leerse como Un sintagma nominal se compone de un determinante opcional y un nombre.

Con esta regla se pueden formalizar enunciados como El caballo. El componente entre paréntesis significa que puede ser opcional. En el sintagma nominal anterior, sólo el sustantivo es obligatorio.

Pero también podemos fijar reglas como:

SN -> (DET)+ N+ (ADJ) para, por ejemplo, El caballo blanco

O bien:

SN -> (DET)+ (ADJ) +N+ (ADJ) para, por ejemplo, El bonito caballo blanco

En la fase de análisis, usualmente muy laboriosa, es preciso determinar todas las reglas posibles y las excepciones (que no son sino reglas adicionales).


Seguir leyendo aquí.

Entrada publicada por Félix Remírez


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miércoles, 28 de abril de 2010

Migraciones forzosas


    En 2007, el dominical de El País publicó un reportaje sobre un maestro catalán aficionado a la botánica, que dejó unos cuadernos de notas sobre qué les pasaba a las plantas y a los árboles de su comarca. Empezó a tomarlas en 1952, cuando yo todavía no había nacido. El reportaje, que no guardé ni encuentro hoy en Google, me impresionó muchísimo porque, a partir de las notas del maestro rural, podía ver los queridos bosques del Montseny caminando hacia las cumbres, moviéndose al igual que se movía el bosque de Macbeth. Los pinos de altura, que aseguran frescor y sombra, se veían desplazados por los hayedos, que subían y subían para refrescar sus raíces, pero las hayas son caducifolias y no podían asegurar el frescor ni la sombra que sus propias raíces necesitarían en poco tiempo, cuando llegara el verano.
    Más o menos por entonces, Cecilia Tan, escritora, editora y fundadora de Circlet Press, iniciaba otra migración: de los libros de papel a los libros electrónicos. Y por motivos bastante parecidos a los de los hayedos del Montseny. Hace unos días, subió a la Red el contenido de una charla en la que cuenta esta experiencia, en el contexto de la conferencia From Gutenberg to Google, organizada por Bookbuilders of Boston y el Emerson Publishing Club. Traduzco y subo aquí sus reflexiones porque tienen la fuerza de la experiencia vivida y están muy lejos de las especulaciones teóricas a las que nos hemos acostumbrado en este momento de r/evolución digital en el mundo del libro. Creo que serán de gran provecho tanto para editores independientes como para libreros de cabecera.

    Los tres retos candentes a los que se dirige Cecilia son:
  • la transición del entorno físico de la librería al entorno online;
  • la importancia de la participación del autor en las redes sociales;
  • la piratería; (¡glups!)
      Aquí, sus palabras:
      "No llegué a los ebooks ni me coloqué a la vanguardia de la innovación de las tecnologías del libro porque pensara que los ebooks eran la nueva onda y quisiera estar en el centro de la acción. No, en lo esencial, me vi forzada a convertirme en una experta en ebooks o mi editorial se iba a la deriva. Fundé Circlet Press en 1992, mucho antes de ese pequeño inconveniente que hoy llamamos la Crisis de las Devoluciones.
     La historia de Circlet es agitada: nos golpearon todas y cada una de las convulsiones de la industria editorial desde el año de nuestra fundación. Sobrevivimos a la quiebra de Inland Book Company; después, a la suspensión de pagos del distribuidor LCD. Si le echaran una mirada a mi lista de Clientes Importantes de hace diez años, verían una relación de al menos 50 mayoristas y minoristas que o bien han cerrado el negocio, o que han dejado de comprar libros o que han disminuido drásticamente sus pedidos y dejado de lado nuestros títulos.
     Bookpeople ha desaparecido, Tower Records ha desaparecido, Lambda Rising ha desaparecido, y la lista sigue. De aquellos 50 clientes importantes, sólo quedan dos y son Borders y Barnes&Noble.¿Qué pasaba si alguna de las dos grandes cadenas de librerías decidía no pedir alguna de nuestras novedades? No teníamos más alternativa que cancelar la publicación.
      Las cosas fueron a peor: hubo títulos que ninguna de las cadenas aceptaron o de los cuales pedían cantidades tan exiguas (100 ejemplares o menos) que me preguntaba para qué se tomaban la molestia. A esas alturas, en 2008, la entrada de caja era casi nula y Circlet Press estaba, en principio, muerta.
Como ya no tenía nada que perder, empecé a convertir nuestro fondo en ebooks y a ponerlos a la venta en la tienda de Kindle o en el sitio de Fictionwise, tan solo por hacer *algo*. No tenía dinero, pero si para empezar a vender ebooks lo único que hacía falta era una inversión de sudor, bueno, eso estaba en condiciones de ponerlo. Aprendí a formatear para Kindle por mis propios medios y pasé por el aro de Fictionwise, et voilà! 
   ¡Ebooks!
    Las ventas eran irrisorias. Pero, teniendo en cuenta que, en aquel momento, los costes de puesta en marcha de un ebook eran casi equivalentes a cero, porque empecé con títulos cuyos derechos ya tenía y tan solo ponía capital sudor, hasta esas ventas insignificantes eran mejor que nada.
    Después, empezamos a hacer ebooks originales. En lugar de restringirnos a la conversión del fondo, empezamos a producir títulos nuevos por primera vez en años. Circlet Press siempre ha publicado muchas antologías y libros de cuentos: los transformé en programas para becarios en prácticas. En las 12 semanas de duración de las prácticas, podía guiar a un becario a través de todo el proceso, empezando por el pedido de propuestas a los autores, la selección de los cuentos, la revisión y la edición, la composición tipográfica y el diseño del PDF, el posterior formateo para Kindle y otras plataformas, ¡y listo! El libro estaba vivo y a la venta antes de que el becario hubiese abandonado mis oficinas. Por las venas de una editorial corren dos elementos vitales: dinero e ideas. De pronto, teníamos un constructivo flujo de ambos, cuando apenas unos meses antes estábamos más muertos que clavo remachado.
     Dos años más tarde, hemos logrado beneficios durante dos ejercicios (después de 5-7 años de pérdidas) y ahora cuento con un equipo de seis editores externos que contratan y editan libros para nuestro nicho y, al paso que llevamos, este verano será el de nuestro apogeo, con el lanzamiento de un nuevo título electrónico por semana. Muchos de ellos solo venderán unos pocos cientos de ejemplares a lo largo de 2-3 años, pero cada uno de ellos recuperará la inversión y dejará beneficios, y muchos de ellos significarán ingresos más importantes para el autor de los que jamás hayamos pagado por un libro impreso.
     Hecha la transición del papel a lo digital, hay tres temas candentes a los que quiero referirme y que están íntimamente relacionados. Piratería; redes sociales y la importancia de que el autor participe en la promoción de su libro; y la transición de un modelo de negocio centrado en las librerías a un modelo digital. ¿Qué tienen en común estos tres puntos? 
       La capacidad de ser descubierto
     El primer obstáculo con que se encuentra un libro es la falta de atención que le impide ser descubierto.
     Uno puede haber escrito el mejor libro del mundo, pero si no está en los anaqueles de la librería, ¿cómo se enterará su posible lector? Toda la gente de prensa y promoción de las editoriales sabe que, en el modelo de negocio tradicional, si el libro no está en las mesas y en los anaqueles cuando uno logra cobertura en los medios más importantes o hay una gran presentación del autor, se pierde casi todo el repunte de ventas que se habría logrado.
     El antiguo método para descubrir libros era, para la gran mayoría, ir a la librería, pasearse por sus pasillos y ver qué había.
      Este método se está desmoronando por varios motivos. Hay menos librerías. Las que hay, en buena medida, pertenecen a grandes cadenas, a menudo no tienen librero de cabecera que jerarquice el abastecimiento y sus existencias son paupérrimas. Hace poco, Borders hizo una reducción masiva de su inventario que se tradujo en menos títulos por anaquel. Los libreros independientes, con excelentes políticas en la elección de títulos, a menudo se encuentran con grandes desafíos de inventario y de flujo de caja. Aun así, la razón por la cual nosotros, los editores, seguimos vendiendo los libros en consignación y con derecho a devolución es que la mejor manera de vender un libro es que esté a la vista en los anaqueles para que el consumidor lo encuentre.
      Entonces, ¿qué pasa cuando hay menos librerías, menos anaqueles y más competencia por el espacio que queda? Uno se ve obligado a explorar otros métodos que permitan el descubrimiento de la obra. Y, desde luego, los ebooks no necesitan ni librerías ni anaqueles físicos.
      En materia de ebooks, descubrimos que hay que tener los libros colgados en las páginas de los minoristas con más tráfico. Hay algunas excepciones como, por ejemplo, La cueva de Ellora y Torquere Press, dos editoriales especializadas en novela romántica, que han construido también modelos de relación directa con el consumidor. Pero para una editorial generalista, construir una marca que la haga reconocible es más difícil. En estos casos, es el autor quien posee el nombre de marca, no RandomHouse o St. Martin's Press. De manera que hay que tener los libros en la tienda de Kindle, en Fictionwise y también en la tienda de Mobipocket: los sitios donde ya está congregada la gente que quiere ebooks. Lo que en las librerías era un paseo a pie, se ha transformado en un paseo de miradas en los websites.
     ¿Qué se puede hacer para acrecentar los paseos de las miradas?
     ¿Quieren saber dónde se congregan los más ávidos lectores de libros electrónicos que navegan por la Red? En los sitios piratas. Y aquí está el asunto. La gente que piratea libros no es gente que odia los libros ni a los autores. Es como decía Nietzsche. El águila que se come al cordero no odia al cordero. El águila adora al cordero. A esta gente la chiflan los libros. Son insaciables. Por eso frecuentan los sitios piratas y hablan de sus autores favoritos en los foros y preguntan por otros dispuestos a compartir sus archivos digitales e, incluso, crean versiones digitales de los libros que todavía no las tienen.
     Hasta ahora se ha realizado un par de estudios donde se señala que el aumento de la piratería digital de un título parece conducir al aumento de las ventas de la versión impresa. El jurado sigue deliberando sobre si un libro que sólo existe en como ebook resulta perjudicado por la distribución pirata, pero, ¿qué hay si lo que uno quiere es vender libros de papel? Ser pirateado, en este caso, equivale a vencer de alguna manera el inconveniente de la ausencia de descubrimiento. Cuanto más piratas vehementes hablen de un libro y lo recomienden a otros que también lo descargan, mejor, siempre y cuando uno tenga los ejemplares físicos para venderle a los conversos que lo quieren para sí, o para regalarlo a la tía María, o para tenerlo en su biblioteca, porque ¿quién sabe si el archivo digital seguirá siendo legible dentro de 20 años? 
     Las redes sociales y la posibilidad del descubrimiento
    En mi condición de autora, he publicado con editoriales grandes y pequeñas. HarperCollins, Avalon, Running Press, etc. En la mayoría de ellas, los departamentos de promoción no querían mi participación. La actitud era que si el autor participaba podía, de alguna manera, "malograr" los esfuerzos del publicista.
    Pero, ¿adivinen qué? Ahora que el espacio dedicado a recensiones ha disminuido drásticamente, a menos que se tome en cuenta a los blogs, el publicista necesita lugares y caras nuevas para el lanzamiento de los libros. Y los blogueros no quieren ni oír hablar del brazo propagandístico de las grandes grandes corporaciones. Quieren escuchar al autor. Así, de repente, el autor es alguien a quien hay que poner en juego para acercarse a los blogs y a los websites y conseguir menciones y reseñas.
Estamos viendo el despertar de las Giras de Blog. El autor escribe una serie de ensayos cortos y algunos artículos de opinión relacionados con el libro que los publicistas están promoviendo y los postean como "bloguero invitado" en sitios de mucho tráfico, siempre con enlaces a la página del autor y un botón de ¡Cómpralo ahora! vinculado al libro.
     ¡Editores!, provean a sus autores con ese pequeño trozo de código HTML. Solían equiparlos con una gacetilla de prensa y la cubierta del libro para que las repartieran. Hoy, denles el botón de ¡Cómpralo ahora!
     Esto implica más trabajo para el autor, por supuesto, y cada tanto oímos quejas en ese sentido: "Ya escribí el libro, ¿ahora tengo que promocionarlo? ¿Acaso no es el trabajo del editor?" Pero la pura verdad es que la mayoría de los autores quiere participar en la promoción y el márketing de sus libros y ya es tiempo de que los editores aprovechen esas energías. (Y no me malinterpreten: los autores todavía necesitan de los editores. Podría dar una charla entera sobre el tema).
      Lo anterior significa que el autor debe tener su propia página o blog, su página de fans en Facebook, su feed en Twitter, etc.
      Si el autor publica su primera novela, tal vez no haya construido todavía una comunidad de seguidores en las redes sociales, pero la situación cambia si el escritor es experto en alguna materia y no escribe ficción. La posibilidad de que tenga un grupo de gente que lo sigue en las redes a causa del tema y que, a su vez, participa en otros grupos y organizaciones, es alta. Y hasta los novelistas, si se han dedicado a algún tipo de género, es probable que hayan escrito cuentos, asistido a convenciones y otros eventos por el estilo, que los ponen en contacto con sus lectores potenciales. Quienes lo siguen serán los primeros en descargar su libro en cuanto el autor active el enlace ¡Cómpralo ahora!
Los autores duchos en las dinámicas de las redes sociales superarán el escollo más rápido, porque están "allí", donde los pueden ver y descubrir. Deberían ser googleables. A medida que pase el tiempo, estas cualidades se volverán tanto o más deseables para los editores que la verdadera habilidad para escribir del autor.
      Y aunque, por supuesto, en un año y medio o dos, este paisaje podrá ser completamente distinto, no veo que ninguna de estas tres dificultades se vaya a superar en el corto plazo. La capacidad de ser descubierto ha sido siempre uno de los grandes retos para los autores (fíjense si no en La vida de Pi, de Yann Martel, que vendía una miseria hasta que consiguió el Premio Booker, después de lo cual vendió 7 millones de ejemplares) y para los editores que tratan de imponer autores nuevos y nuevas ideas.
      Lo fue antes de la era digital y los seguirá siendo a medida que aparezcan nuevos dispositivos de lectura y nuevas formas de consumir literatura."

Para la versión original en inglés de este artículo, dirigirse a la página de Digital Book World.

Entrada publicada por Julieta Lionetti en Libros en la nube
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lunes, 26 de abril de 2010

Lingüística computacional (1)



Introducción
Arte que emplea como medio de expresión una lengua.
Así define la RAE la literatura. Y queda meridianamente claro que el lenguaje y la palabra son el corazón de toda literatura, por encima de otros aditamentos artísticos que pudieran unírsele.

En la literatura digital, por tanto y en cuanto que es literatura, el tratamiento del lenguaje es fundamental. Y en cuanto que digital, el que ese tratamiento sea informatizado es asimismo básico.

Deberíamos convenir, entonces, que el análisis lingüístico por medio del ordenador debería ser una disciplina importante dentro de la literatura digital. En la práctica, sin embargo, esto está bastante lejos de ser realidad.

Por un lado, tenemos la literatura digitalizada que no precisa ningún tipo de tratamiento informático del lenguaje. En este ámbito, los bits que representan las palabras no tienen significado semántico. O bien son bits que representan un gráfico, un color (como en los textos escaneados) o bien son una transcripción a código binario de un texto pero en el que los elementos definitorios del lenguaje se han perdido. En un e-book, el código binario 0100 0001 0100 1101 0100 1111 0101 0010 es interpretado por el microprocesador para que active determinados pixeles en pantalla que muestren la palabra AMOR. Pero el software no sabe que se trata de un sustantivo, de género masculino, que puede unirse a un determinante y ser sujeto de un verbo, ni mucho menos el sentimiento que esa palabra nos evoca ni las metáforas que pueden imaginarse a partir de la misma.

En segundo lugar tenemos la literatura digital en donde el texto necesita de ciertos algoritmos que permitan viajar a través de la historia o mostrar las letras de un modo imposible sobre papel. El ordenador maneja los códigos de manera similar al caso anterior, sólo que los programas que los modifican no se limitan a visualizarlos sino que pueden mezclarlos, detectar acciones interactivas sobre ciertas zonas de pantalla, etc. Pero el ordenador sigue sin saber qué significan las palabras, las frases y, en la mayoría de los casos, incluso si estas están bien construidas. Ciertamente, existen algoritmos narrativos que permiten generar frases correctas pero están fundamentados en que un humano ha determinado un orden muy estricto de palabras y ha seleccionado un corpus muy restringido de ellas que pueden encajar en los moldes creados. Ejemplos de este tipo pueden verse
aquí y aquí.

Para ir más allá, para lograr que un ordenador pueda generar buena literatura se precisa modelar el lenguaje, del mismo modo que nuestro cerebro lo hace. No existe, hoy por hoy, un programa capaz de manejar el idioma como lo hace un ser humano. Pero sí existe una disciplina que lo intenta: la lingüística computacional que analiza la aplicación de los ordenadores al estudio científico del lenguaje.

Es una materia compleja que muchas veces suele encuadrarse dentro del campo de la Inteligencia artificial, algo bastante razonable dado que si algo caracteriza al ser evolucionado e inteligente es precisamente el habla. Como fin último se trataría de incorporar en el software de los ordenadores la habilidad en el uso del lenguaje, tanto desde el punto de vista de expresión como del de comprensión.

La lingüística computacional y la informática lingüística (quizá son malos neologismos que provienen del inglés linguistic computing y computational linguistic, pero ampliamente aceptados en cualquier caso) no sólo serían útiles en la consecución de una literatura digital de gran calidad. De hecho, si sólo fuera esta su utilidad probablemente no habría tanta actividad en torno a las mismas. Una transcripción formal del lenguaje en algoritmos permitiría, entre otras cosas, tareas como:

- Traducción automática de textos entre cualquiera de los idiomas del planeta, una aplicación anhelada por los organismos internacionales.
- Enseñanza de idiomas (si se consiguieran comprender los mecanismos profundos del lenguaje como para plasmarlos en algoritmos, posiblemente esas mismas deducciones servirían para poder aprender lenguas de modo rápido).
- La logopedia.
- El análisis sintáctico avanzado.
- La comprensión de las preguntas escritas que un usuario haga a un ordenador (algo que la
web 3.0 pretende a largo plazo).
- La generación de respuestas con sentido y razonadas.
- La conversación interactiva con una máquina (HAL sigue presente).
- Los procesos de archivo y documentación de textos.
- La edición de textos antiguos.
- El análisis de textos.
- Lexicografía.
- Análisis semántico.
- Reconocimiento del habla. Que un ordenador entienda lo que decimos y sepa interpretarlo correctamente. Aquí, podemos recordar una escena célebre de Star Trek en la que Scotty retrocede en el tiempo hasta nuestra época y su primera ocurrencia es hablar con el ordenador, no usar el ratón o teclear.
- Síntesis fonética, es decir que el ordenador nos hable en vez de mostrarnos texto, algo evidentemente útil para ciertas discapacidades.
- Escritura automática de textos técnicos a partir de bases de datos. Por ejemplo, una computadora ha podido realizar un exhaustivo análisis por el método de los elementos finitos de las solicitaciones estructurales del casco de un submarino. Sin embargo, hoy en día, el informe que muestre los resultados y los interprete será escrito por una persona. Podría pensarse que fuera el propio ordenador el que lo hiciera a partir de sus propios cálculos.
- Escritura de textos literarios que sean capaces de rivalizar con los escritores de carne y hueso.

En algunas de estas actividades se ha avanzado con notable éxito. Por ejemplo, la síntesis fonética puede darse casi por conseguida ya que existen programas que son capaces de pronunciar correctamente un texto escrito en diversos idiomas. Se usan, por ejemplo comúnmente en aeropuertos para dar anuncios. He escrito “casi” porque aún no pueden simular las emociones y los sonidos suenan un tanto mecánicos, demasiado iguales, con las pausas siempre en el mismo lugar aún cuando no procedan, sin pasión alguna.

Asimismo, el análisis de textos puede llevarse a cabo con gran eficacia si los textos han sido previamente categorizados. Si, por ejemplo, cada palabra individual de un libro ha sido etiquetada con atributos de manera que se almacenen, junto al propio código de la palabra, otros que definan si es adjetivo o adverbio, sustantivo o verbo, su género, si es plural o singular, nombre propio o común, a qué idioma pertenece, su etimología o cualquier otra categoría morfosintáctica que deseáramos, sería posible escribir un algoritmo que utilizara todos esos datos. Podríamos, por ejemplo, preguntar al ordenador cuántos sustantivos terminados en ced aparecen en La Celestina por poner el caso. Y, posteriormente, podríamos analizar cuántos de esos mismos sustantivos aparecen en El Quijote y comparar los modos y estilos de Rojas y Cervantes. O podríamos saber si un escritor determinado usa más o menos una palabra determinada, o en que contexto, o si repite frases a lo largo de su obra. Esto puede ya hacerse hoy en día si bien requiere de un trabajo de categorización previa que, en muchos casos, resulta titánico porque la codificación es básicamente humana.

Si, además, este corpus etiquetado morfológicamente lo está también sintácticamente, las posibilidades se multiplican.

Mas, en general, lo que queda por estudiar y descubrir representa aún un vasto territorio, lleno de oportunidades y retos. Y el vehículo que nos ha de permitir avanzar en ese desconocido universo es la lingüística computacional.

Iremos viendo retazos de la misma en próximos capítulos.



Entrada publicada por Félix Remírez en Biblumliteraria



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domingo, 25 de abril de 2010

Magazine del domingo (25-04-10)


* El 14 de abril abrió sus puertas el Museo Virtual de los Videojuegos en París.

* La 4th International Conference of the Electronic Literature Organization, dedicada a Robert Coover, tendrá lugar entre los días 3 y 6 de Junio de 2010 en la Brown University, Rhode Island, USA. 

*Dos vídeos sobre nuevas tecnologías de tinta electrónica.


Entrada publicada por Juan José Díez




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viernes, 23 de abril de 2010

¿Peligra la gran literatura?


     Hoy celebramos el día del libro, aunque quizá estemos asistiendo a los comienzos de su decadencia y ocaso. Extracto de un periódico las declaraciones de Mario Vargas Llosa sobre el libro electrónico:

     "La entrega de los Premios NH de Relatos ha dado lugar a un debate sobre el libro electrónico en el que el escritor Mario Vargas Llosa ha expresado su "desconfianza visceral" hacia el e-book porque considera que ha comportado "cierta simplificación y banalización" a la obra literaria si se la compara con las obras escritas en papel. Pese a ello, el autor peruano ha admitido que la introducción de la literatura a través del libro electrónico es ya "un proceso irreversible" y que este formato sirve para acercar la literatura a un público más amplio. Vargas Llosa ha señalado que, por su edad, tiene "prejuicios" hacia el libro electrónico, en particular, y hacia la cultura virtual, en general. Siente "desconfianza casi visceral hacia la literatura difundida a través de las pantallas". Y se ha mostrado convencido de que, aunque "probablemente" habrá en el futuro una generación que desconozca los libros de papel, estos no desaparecerán.

"¿Ustedes creen que un libro como Ulises, de Joyce, se podría escribir para el ordenador?", ha preguntado el autor de La casa verde. "Escribir para la pantalla es escribir para la actualidad y la gran literatura se hace con una voluntad y una esperanza de permanencia", ha reflexionado Vargas Llosa."

    A mi entender la banalización y simplificación no las producen por sí mismas las nuevas tecnologías. Los e-books o libros electrónicos por ahora son simples libros tradicionales digitalizados y los e-readers sólo sirven para leerlos. Guerra y Paz y Fortunata y Jacinta se pueden leer en pantalla de ordenador o en lector de tinta electrónica. La "gran literatura" no desaparecerá porque existan nuevas tecnologías de lectura y escritura, sino porque cambiarán las mentes y las costumbres de autores y lectores.

   ¿Desaparecerán los escritores de largo aliento que quieran construir un mundo sólo con palabras? En esto comparto la inquietud de Vargas Llosa. Por muy vocacional que sea un autor siempre escribe para una audiencia (real o imaginada) y si ese público ha cambiado y no asimila largos y complejos textos porque busca estímulos constantes y nuevos (con imágenes y sonido), y además breves, porque su atención sobre una pantalla está amaestrada a la inmediatez, entonces es difícil que los escritores se propongan crear algo que no va a ser leído. Ha cambiado la audiencia.

    Y estos cambios afectan a la totalidad del público lector. La gran literatura siempre ha sido minoritaria comparada con la literatura popular, pero creo que también cambiará la mentalidad de los lectores selectos que hoy compran los títulos de los escritores promovidos por las buenas editoriales. Este grupo de lectores selectos fieles a la literatura "seria" , como consumidores de cultura escrita, cada vez dedican más tiempo a leer en pantallas. Así que la buena literatura perderá ese nicho numeroso, aunque relativamente pequeño, que mantiene viva la creación literaria tradicional.

    Han cambiado los medios de escritura: en el scriptorium de un autor de hoy ya no hay pluma y papel, ni siquiera máquina de escribir y papel, sino un ordenador con procesador de textos y conexión a internet. Ese es su medio natural de trabajo, su herramienta de creación. Quizás Vargas Llosa tenga uno en su mesa. Y esa herramienta impone un estado mental. La imagen de Dickens mirando al techo, mordiendo la pluma, buscando inspiración para que los gestos de su mano pudieran llevar al papel una escena que buscaba en su imaginación ya no es posible. La pantalla no es una hoja inerte que tu mente deba hacer vivir mediante la escritura, sino una lámina iluminada que esconde todos los prodigios y nos tienta continuamente a dejar de mirar dentro de nosotros para construir nuestro mundo, diciéndonos: "Entra, entra... aquí están todos los mundos".

    Los nuevos escritores, no mirarán al techo, serán nativos digitales y creo muy difícil que en su formación y en su horizonte puedan concebir siquiera fabricar algo como "Madame Bovary" o la misma "Conversación en la catedral". Si eso es gran literatura, me temo que le queda poco tiempo.
Entrada publicada por Juan José Díez

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martes, 20 de abril de 2010

Finnegans Wake hiperanotado


   Finnegans Wake. El título alude a una popular balada callejera de mediados del siglo XIX, donde se narra la muerte y resurrección paródica de Tim Finnegan, un irlandés aficionado a la bebida. Siguiendo la misma orientación humorística, la novela de Joyce pretende abarcar las horas de sueño de   Humphrey Chimpden Earwicker, mediante un lenguaje nocturno, con abundantes juegos de palabras, deformaciones del inglés, introducción de palabras en decenas de lenguas de los cinco continentes y una densidad simbólica que convierte al texto en un hito del vanguardismo narrativo. 
   Estamos ante una obra que debe ser traducida hasta para los ingleses, la obra literaria más difícil de descifrar nunca escrita. Pero en esta edición auxiliada por los hipervínculos podemos desentrañar palabra por palabra, referencia por referencia, hasta hacer posible penetrar en la maraña de asociaciones que sólo la mente de Joyce conocía. Una utilidad más de los clásicos hiperanotados.
    Muy interesante también esta adaptación al cine realizada por Mary Ellen Bute: Passages from Finnegans Wake. Bute fue la primera en adaptar una obra de Joyce al cine y fue premiada por este intento en el Festival de Cannes de 1965. 
Entrada publicada por Juan José Díez
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domingo, 18 de abril de 2010

Magazine del domingo (18-04-2010)


    * Dentro de la gira “Literatura en Red”, Doménico Chiappe pasará por cuatro Institutos Cervantes de Brasil: Belo Horizonte, Brasilia, Sao Paulo y Río de Janeiro. Es muy interesante el video que describe su trabajo multimedia Hiperfonías de Mailer Daemon.

    * Bernie Wrightson, un ilustrador clásico de cuentos de terror nos regala hoy sus visiones de Frankenstein.
     * Dispositivo de conocimiento bio-óptico organizado, una revolucionaria tecnología de lectura.

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jueves, 15 de abril de 2010

LOGICOMIX


    LOGICOMIX novela gráfica de Apostolos Doxiadis y Christos Papadimitriou. Es una historia dramática de razón y locura, de amor y guerra inspirada en la épica búsqueda de los fundamentos de la matemática. Una heroica aventura intelectual en la que sus protagonistas pagaron el precio del conocimiento con un extremo sufrimiento personal e incluso con la locura. El papel del narrador lo ostenta el gran filósofo, lógico y pacifista Bertrand Russell. A través de sus ojos vemos los trances y padecimientos de los grandes pensadores implicados en la lucha: Frege, Hilbert, Poincaré, Wittgenstein y Gödel, así como los del mismo Russell para establecer su objetivo prometeico: la fundamentación lógica de las matemáticas.
     Aunque la obra original debe comprarse en papel, podemos verla en este enlace.
Entrada publicada por Juan José Díez
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martes, 13 de abril de 2010

Nietzsche cambió, ¿cambiaremos nosotros?


    En este blog ya hemos publicado una entrada sobre un artículo aparecido en el periódico alemán Die Zeit acerca de los efectos cognitivos que puede producir internet en nuestras mentes. Abundando en el asunto, comentamos hoy un artículo aparecido en julio de 2008,  escrito por Nicholas Carr  en la revista The Atlantic titulado “¿Nos está haciendo estúpidos Google?” Aquí confiesa su autor:  “Mi concentración se pierde tras leer apenas dos o tres páginas  Me pongo inquieto, pierdo el hilo, comienzo a buscar otra cosa que hacer. Es como si tuviera que forzar mi mente divagadora a volver sobre el texto. En dos palabras, la lectura profunda, que solía ser fácil, se ha vuelto una lucha. Y creo saber qué es lo que está ocurriendo”. Un amigo que era un lector voraz le dice: "Ya no puedo leer "Guerra y Paz. He perdido esa capacidad...".
    Aunque internet nos permite un acceso inmediato a un increíblemente rico almacén de información, es también verdad que quizá estemos pagando un precio demasiado alto. Sus efectos se notan no sólo en la concentración sino en la misma forma de pensar. Cita el caso de Nietzsche, que notando cómo se acercaba a la ceguera, se compró una de las primeras máquinas de escribir para poder mecanografíar directamente de su mente al teclado. El mismo filósofo notó un cambio en su estilo por el mero hecho de abandonar la pluma y el papel; sus escritos se iban haciendo cada vez más aforísticos y tendían a la concentración telegráfica.
Entrada publicada por Juan José Díez

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domingo, 11 de abril de 2010

Magazine del domingo (11-04-2010)


   *  Zimoun, artista suizo nacido en 1977, es el autor de Sound Sculptures & Installations, poesía "mecanizada" que utiliza un sistema simple y elegante para estudiar conductas complejas de sonidos combinados con movimiento.



  * Edición digital del “Cándido” de Voltaire. En este formato se puede ir leyendo capítulo por capítulo, párrafo por párrafo y a la vez añadir notas, comentarios, enlaces o vídeos relacionados. Además, incluye las 17 ediciones originales conocidas en 1759 de “Cándido” y ediciones ilustradas desde el siglo XVIII hasta hoy. Esta versión online resulta ser un excelente ejemplo de lectura en pantalla que tiene la virtud, además, de exhibir las diversas posibilidades de la literatura digital.



 * El ataque de los píxels destruye Nueva York. (via Sandra Hurtado)

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jueves, 8 de abril de 2010

La literatura electrónica hispánica en Wikipedia


    Ha aparecido un artículo en Wikipedia sobre la Literatura Electrónica Hispánica. Se trata de una panorámica de la narrativa cibertextual en español. El anónimo autor ha seleccionado y comentado brevemente algunas obras representativas de cada tipo reuniéndolas en varios apartados: hipernovelas (narrativa con sólo hipertexto verbal), hipermedia (que añade elementos multimedia), blognovelas (historias con formato blog), novelas colectivas, wikinovelas. Añade a esta selección, una exhaustiva lista de otras obras digitales que tiene la pretensión de recoger todas las publicadas. La naturaleza colaborativa de Wikipedia permite, en todo caso, que cualquiera pueda incluir alguna obra no listada. Termina con un conjunto de enlaces externos y con una Bibliografía que ayudarán al lector a contemplar de un vistazo el estado actual de la producción teórica y creativa de la literatura electrónica en todo el mundo hispánico.
Entrada publicada por Juan José Díez
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domingo, 4 de abril de 2010

Agrippa (a book of the dead)


    Agrippa (a book of the dead) fue un libro creado por William Gibson y Dennis Ashbaugh en 1992 que tenía la particularidad de ser distribuido en un floppy de 3.5” y que se autodestruía una vez que se leía por primer vez. En la versión en papel, el libro estaba impreso con tintas sensibles a la luz que también se degradaban pronto y dejaban de verse. Se trataba de un breve poemario electrónico y esta evanescencia de la obra buscaba reforzar la evanescencia de la que hablaban los poemas.

   La idea en sí misma era muy interesante (aunque no necesariamente un desarrollo digital ya que, como se ha citado, en papel se podía obtener casi el mismo efecto aunque un poco más lento) pero nunca quedó claro si los potenciales lectores estaban dispuestos a pagar un dinero por leer una obra una única vez. Por muy espectacular que ello fuese.
 

Entrada publicada por Félix Remírez 
(Biblumliteraria)


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Impresión a medida

(Vía Biblumliteraria)
    La publicación de libros a medida es sin duda un elemento a considerar como muy importante de cara al futuro. Hasta ahora, el modelo tradicional es imprimir tiradas de libros de varios miles de ejemplares (o decenas de miles) lo que da lugar a que, si la obra no triunfa, existan numerosas devoluciones y un bajo rendimiento económico. Este modelo, influenciado también sin duda por la tecnología de impresión habitual que baja los costes a medida que crecen los ejemplares, puede tener sus días contados. Máquinas como Expresso Book Machine
permiten imprimir un único libro con alta calidad- similar a la de la imprenta convencional- , incluida su portada y su encuadernación, en menos de cinco minutos de modo que podrían imprimirse los ejemplares que realmente se compraran. Y a un coste muy competitivo.

     El concepto de libro digital, así, pasa del debate- muchas veces inútil- de si el papel es mejor o peor que la pantalla al de la capacidad para poder imprimir digitalmente sólo aquel libro deseado, en el momento oportuno y en la cantidad requerida (que puede ser un único ejemplar). Un auténtico Just-in-time editorial. La digitalidad del libro residiría, entonces, no en el soporte (ya que la impresión seguiría siendo en papel) sino en su almacenamiento (memorias de computadora) y en su tratamiento informatizado para alimentar las máquinas de impresión de baja serie.

     Además, este tipo de dispositivos abriría la puerta a los autores desconocidos que podrían costearse sus propias ediciones. Basta tener el texto y los demás elementos necesarios (el diseño de la portada en formato TIFF por ejemplo) en un pendrive USB para poder pasarlo al instante a la máquina de impresión y conseguir en pocas horas la tirada justa para promocionar la propia obra o, en el peor de los casos, regalar el libro a amigos y conocidos. Y, todo ello, con un coste muy modesto.


Entrada publicada por Félix Remírez



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