viernes, 23 de abril de 2010

¿Peligra la gran literatura?


     Hoy celebramos el día del libro, aunque quizá estemos asistiendo a los comienzos de su decadencia y ocaso. Extracto de un periódico las declaraciones de Mario Vargas Llosa sobre el libro electrónico:

     "La entrega de los Premios NH de Relatos ha dado lugar a un debate sobre el libro electrónico en el que el escritor Mario Vargas Llosa ha expresado su "desconfianza visceral" hacia el e-book porque considera que ha comportado "cierta simplificación y banalización" a la obra literaria si se la compara con las obras escritas en papel. Pese a ello, el autor peruano ha admitido que la introducción de la literatura a través del libro electrónico es ya "un proceso irreversible" y que este formato sirve para acercar la literatura a un público más amplio. Vargas Llosa ha señalado que, por su edad, tiene "prejuicios" hacia el libro electrónico, en particular, y hacia la cultura virtual, en general. Siente "desconfianza casi visceral hacia la literatura difundida a través de las pantallas". Y se ha mostrado convencido de que, aunque "probablemente" habrá en el futuro una generación que desconozca los libros de papel, estos no desaparecerán.

"¿Ustedes creen que un libro como Ulises, de Joyce, se podría escribir para el ordenador?", ha preguntado el autor de La casa verde. "Escribir para la pantalla es escribir para la actualidad y la gran literatura se hace con una voluntad y una esperanza de permanencia", ha reflexionado Vargas Llosa."

    A mi entender la banalización y simplificación no las producen por sí mismas las nuevas tecnologías. Los e-books o libros electrónicos por ahora son simples libros tradicionales digitalizados y los e-readers sólo sirven para leerlos. Guerra y Paz y Fortunata y Jacinta se pueden leer en pantalla de ordenador o en lector de tinta electrónica. La "gran literatura" no desaparecerá porque existan nuevas tecnologías de lectura y escritura, sino porque cambiarán las mentes y las costumbres de autores y lectores.

   ¿Desaparecerán los escritores de largo aliento que quieran construir un mundo sólo con palabras? En esto comparto la inquietud de Vargas Llosa. Por muy vocacional que sea un autor siempre escribe para una audiencia (real o imaginada) y si ese público ha cambiado y no asimila largos y complejos textos porque busca estímulos constantes y nuevos (con imágenes y sonido), y además breves, porque su atención sobre una pantalla está amaestrada a la inmediatez, entonces es difícil que los escritores se propongan crear algo que no va a ser leído. Ha cambiado la audiencia.

    Y estos cambios afectan a la totalidad del público lector. La gran literatura siempre ha sido minoritaria comparada con la literatura popular, pero creo que también cambiará la mentalidad de los lectores selectos que hoy compran los títulos de los escritores promovidos por las buenas editoriales. Este grupo de lectores selectos fieles a la literatura "seria" , como consumidores de cultura escrita, cada vez dedican más tiempo a leer en pantallas. Así que la buena literatura perderá ese nicho numeroso, aunque relativamente pequeño, que mantiene viva la creación literaria tradicional.

    Han cambiado los medios de escritura: en el scriptorium de un autor de hoy ya no hay pluma y papel, ni siquiera máquina de escribir y papel, sino un ordenador con procesador de textos y conexión a internet. Ese es su medio natural de trabajo, su herramienta de creación. Quizás Vargas Llosa tenga uno en su mesa. Y esa herramienta impone un estado mental. La imagen de Dickens mirando al techo, mordiendo la pluma, buscando inspiración para que los gestos de su mano pudieran llevar al papel una escena que buscaba en su imaginación ya no es posible. La pantalla no es una hoja inerte que tu mente deba hacer vivir mediante la escritura, sino una lámina iluminada que esconde todos los prodigios y nos tienta continuamente a dejar de mirar dentro de nosotros para construir nuestro mundo, diciéndonos: "Entra, entra... aquí están todos los mundos".

    Los nuevos escritores, no mirarán al techo, serán nativos digitales y creo muy difícil que en su formación y en su horizonte puedan concebir siquiera fabricar algo como "Madame Bovary" o la misma "Conversación en la catedral". Si eso es gran literatura, me temo que le queda poco tiempo.
Entrada publicada por Juan José Díez

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11 comentarios:

  1. Quizá tú y yo pudiéramos llegar a un consenso (en un porcentaje muy alto) sobre lo que llamamos gran literatura. Y luego nos daríamos cuenta de que gran parte de esos títulos no han sido nunca los más leídos. Hay excepciones, por supuesto, quizá no tanto por haber sido muy leidos como muy comprados.
    La gran literatura, como el gran cine, como la gran escultura, como... seguirán existiendo, en el mismo porcentaje, por supuesto, adaptándose a las nuevas épocas o anticipándolas, a las nuevas tecnologías, al nuevo público. Un libro que no encuentra su público no existe: sucedía en la Antigüedad, en la Edad Media y hoy. También mañana.
    Lo que está en cuestión es si habrá escritores que puedan vivir de su literatura como hasta ahora. Aunque esto también es una afirmación con muchos matices: la mayoría de los que viven de la literatura no viven de sus libros sino de la venta de los derechos para el cine.
    En fin, que cada época crea su cultura. ¿De verdad hoy los clásicos son leídos menos que hace cincuenta años? La mayor parte de mis jóvenes compañeros de estudios en la Licenciatura de Filología Hispánica (hace décadas, antes del primer ordenador personal y cuando Internet era una utopía) terminaron la carrera sin leer ni la mitad de las lecturas recomendadas. Por supuesto, no leyeron el Quijote. Hoy muchos son profesores de Secundaria. ¿De verdad que el porcentaje de gente que hoy no lee la gran literatura es menor que antes? ¿De verdad que todo esto puede ser causado por las nuevas tecnologías? Mi experiencia personal me dice que no.

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  2. Que cambien las mentes de los lectores y escritores y sus formas de concebir las narraciones textuales no quiere decir que se vayan a acabar lo que tú llamas 'gran literatura'.

    El mito de la historia y los grandes relatos acabaron con la llegada de la posmodernidad, pero no eso no significa que no haya estupendos pensadores o buenos creadores. Simplemente que concebimos la realidad de otra manera, fragmentaria y simultánea.

    Nadie volverá a escribir 'Madame Bovary' porque ya no existirá la forma de concebir el mundo de Flaubert y sus contemporáneos.

    Yo me alegro. Quizá era hora de renovar un poco la concepción cervantina de novela y literatura. Agarrarnos a este modelo para siempre y pretender que nada cambie es un error imenso.

    Como creo que lo es el pensar que el ser humano se vuelve idiota o pierde profundidad ante la pantalla del ordenador.

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  3. Sí Pedro,la gran literatura ha sido siempre minoritaria. De acuerdo y lo digo en la entrada.Si podrán o no vivir los escritores de sus obras, imagino que sólo aquellos que se adapten a los géneros populares (como hoy).Estoy de acuerdo también en que ahora se lee más que antes,pero yo no he dicho que las nuevas tecnologías perjudiquen a los clásicos, lo que creo es que habiendo cambiado las mentes y los hábitos de autores y lectores, es posible que desaparezcan también ese tipo de obras en las que todo descansaba en la mera palabra. De todas formas, el desconocimiento de las figuras de la literatura española y universal entre la población española es desolador. Tú, Pedro, te mueves en el ámbito universitario y según tu experiencia los licenciados de hoy leen más clásicos que los de tu época. ¿Pero los leen los no especialistas? Creo que eso sólo lo decidiría una buena estadística.

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  4. Irene,dejándonos de adjetivos como "grande" o "seria",mi sensación es que la literatura que "construye el mundo sólo con palabras" acabará.
    La literatura posmoderna, fragmentaria y no lineal, nació en el mismo territorio que los libros de Verne, Faulkner o Corín Tellado: una autor se inventa una historia y la cuenta en palabras y espera que exista un lector que entrará en el juego de aguantar diez horas con el libro en las manos. De eso creo que hay que ir olvidándose.
    Por otra parte, la calidad de una novela no creo que dependa de si refleja o no la sociedad. De hecho creo que una obra es tanto más perfecta cuanto más trascienda el momento histórico en el que fue escrita.

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  5. No creo que una novela que se lea en una hora o en veinte minutos se menos genial que la que distrae al lector durante un día entero...

    Y no me refería a reflejar una sociedad, sino a una concepción del mundo, que es otra cosa. Creo que deberíamos ir superando la idea de la linealidad, de la historia como verdad absoluta y de los personajes que modifican su caracter a lo largo de un relato.

    En el momento en que consigamos superar la carga de la novela como se entendía hasta ahora, entonces tendrá más sentido con la concepción del mundo en la que nos vemos inmersos (ojo, no la sociedad). En ese momento transcenderá.

    No sé si me explico bien. Posiblemente todo esto que comentamos dé para una tesis doctoral...

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  6. Ahí radica el asunto: la cultura de la nueva época no será como la nuestra, igual que la nuestra no fue como la anterior. De hecho, ninguno de nosotros leyó muchos de los libros que eran considerados como gran literatura hace doscientos años (espero que, al menos, lo que se llama clásicos, sí.)Nosotros somos ya pasado, aunque nos resistamos.
    Quizá no lean Madame Bovary pero puedan verla, leerla e interactuar con ella, a la vez. Saldrán ganando.
    Curiosmente, los médicos siguen leyendo más y mejor que los filólogos. Como hace cien años. (Es una broma verosímil.)
    De todas las maneras, el mundo que ha creado nuestra cultura tiene demasiadas vías de agua. Y gran parte de nuestros logros literarios se los debemos a otros, así que quizá se deje de leer Madame Bovary, como nosotros dejamos de leer lo que leía Jovellanos.
    Confiemos.

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  7. La buena literatura no está reñida con los soportes y Vargas Llosa tiene este fallo de entrada. Es mejor Aristósteles por haber sido publicado en pergamino? por lo menos eso es lo que se desprenden de las palabras de los anti-ereaders. Recordad, los soportes no interfieren en los contenidos, si el contenido es bueno, es bueno tanto si es publicado en papel o en ebook. El escritor escribe, y con suerte publicará sin importar el soporte.

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  8. Pues muchisimos disfrutamos con Edipo Rei, con Hamlet, con Machbeth, con Robinson, con Huckelberry y no dejamos de leerlos a pesar de que ni compartimos ágora con los griegos ni tuvimos asiento en The Globe, ni hay ya islas no cartografiadas ni barcos de paletas en el Mississipi (excepto unos cuantos adecentados como casinos que sí me han hecho visitar).

    Y creo reconocer el amor actual en el de Romeo and Juliet; o la dicotomía idealista/realista del Quijote en los que me rodean; o lo oscuro que llevamos dentro en El corazón de las tinieblas; y hoy mismo, San Jordi, he oido decir a alguien poesía eres tú ... y esto ocurre aunque no viví en la Verona renacentista, ni conozco El Toboso, ni estuve en el Congo colonial, ni ahora las golondrinas cuelgan nidos apenas.

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  9. Estimado Félix: me temo que el Hamlet que puedes ver representado en cualquier teatro actual, incluso en el más "puro" tiene poco que ver con el Hamlet representado en tiempos de Shakespeare. Es un Hamlet para nosotros, como debe ser. Incluso el Hamlet que lees no es el que conocieron los contemporáneos del dramaturgo genial. Como el Lope que leemos ahora no es el que se representó en su época.
    Incluso la lectura que acabas de proponer sobre el Quijote (idealismo/realismo) es una lectura moderna del Quijote que no corresponde con exactitud a la época de Cervantes.
    Y si alguien dice "poesía eres tú" como dices, no ha leído en realidad a Bécquer, sino una vulgarización de Bécquer para gente que no lee en profundidad.
    No es malo: se ha hecho siempre. No es nuevo: se hará siempre.
    En definitiva: cada época selecciona la cultura de otras épocas y con la mezcla de elementos propone la suya propia con los soportes que tiene a su disposición. Y esa nueva lectura es lo que hace a algunos temas recurrentes y a algunas obras clásicas: si pretendiéramos leerlas como en su época las mataríamos.
    De hecho, la mayor parte de las novelas actuales son herederas del Quijote aunque sus autores (y sus lectores) no hayan leído a Cervantes. Bueno, en realidad, las novelas que se leen ahora proceden estéticamente de la novela pre-moderna con un leve tinte cervantino. Porque es lo que se lleva ahora. Porque es como debe ser.

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  10. Me parece que Vargas Llosa muestra un miedo legítimo y, como sugiere, relacionado con la edad; como dice skiken, no es peor Aristóteles por no leerse en pergamino.Y desde luego que no leemos a Hamlet como Shakespeare, de lo contrario no estaríamos aquí sino en aquella época, y ese trasladarse por el tiempo y las mentalidades es una bondad de la obra en cuestión, su capacidad de atraer nuevos lectores y nuevas miradas sobre ella. Se preocupa Juan José porque se abandonará la creación literaria con la exclusividad de la palabra(impresa, deduzco) y sin duda, un mundo digital multimedia y social requiere una creación ficcional que incorpore estos elementos (aunque no es una obligación necesaria, sino una tendencia comunicativa que se convierte en herramienta cultural de transmisión en los nativos digitales). Lo cierto es que el libro impreso siempre ha apoyado cierta multimedialidad e interacción (imágenes y grabados, lecturas en voz alta, marginalia, intercambio de ejemplares) en la medida en que puede. Veo más una potenciación de estos aspectos en el mundo digital que una pérdida absoluta por la palabra, que, insisto, no la veo en el libro como pura grafía silenciosa. La otra preocupación que he detectado es la lectura de clásicos en su longitud. Creo recordar que algunos de estos clásicos -Guerra y paz, sin ir más lejos-, hablo del siglo XIX concretamente, aparecieron por vez primera como episodios semanales, es decir, fragmentariamente, y exigían una concentración no tan extensa durante el tiempo de lectura de cada episodio semanal. Ese público más amplio que tanto preocupa accedió así inicialmente a estas obras en su tiempo. En los siglos anteriores se leían capítulos en voz alta en comunidad, de igual manera fragmentaria.
    Y, respecto a la herencia cerventina, que es muy extensa y variada, pienso que en ciertos aspectos, la novela nunca ha tenido la posibilidad de ser tan cervantina como ahora. Recuerden tantos y tantos episodios en los que el mundo del Quijote recupera la literatura de su tiempo no sólo en boca de sus personajes sino en sus acciones, y queda relejada la variedad de medios con los que la literatura y la ficción se veían (fiestas barrocas "multimedia", teatrillos, lectura en voz alta de relatos, etc.). Para mí es un libro que busca salirse de sí mismo, al igual que los personajes en especial en la segund parte, cuando pretenden influir con su crítica y comentarios en el desarrollo de la novela, de una forma para nosotros tan interactiva, tan extrapolable al medio digital 2.0
    Lo único que me preocupa es que hay maneras y maneras de hacer las cosas, de presentar la nueva papiroflexia de esas novelas, incluso de reinstaurar aspectos multimedia, relanzar la interactividad con el lector: y hacen falta para ello editores con valentía al tiempo que con sensibilidad digital y literaria, para aportar nuevas ediciones en nuevos medios de viejas y queridas ficciones, que por cierto forman por ello una importante tradición cultural.

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