Hoy celebramos el día del libro, aunque quizá estemos asistiendo a los comienzos de su decadencia y ocaso. Extracto de un
periódico las declaraciones de Mario Vargas Llosa sobre el libro electrónico:
"La entrega de los Premios NH de Relatos ha dado lugar a un debate sobre el libro electrónico en el que el escritor Mario Vargas Llosa ha expresado su "desconfianza visceral" hacia el e-book porque considera que ha comportado "cierta simplificación y banalización" a la obra literaria si se la compara con las obras escritas en papel. Pese a ello, el autor peruano ha admitido que la introducción de la literatura a través del libro electrónico es ya "un proceso irreversible" y que este formato sirve para acercar la literatura a un público más amplio. Vargas Llosa ha señalado que, por su edad, tiene "prejuicios" hacia el libro electrónico, en particular, y hacia la cultura virtual, en general. Siente "desconfianza casi visceral hacia la literatura difundida a través de las pantallas". Y se ha mostrado convencido de que, aunque "probablemente" habrá en el futuro una generación que desconozca los libros de papel, estos no desaparecerán.
"¿Ustedes creen que un libro como Ulises, de Joyce, se podría escribir para el ordenador?", ha preguntado el autor de La casa verde. "Escribir para la pantalla es escribir para la actualidad y la gran literatura se hace con una voluntad y una esperanza de permanencia", ha reflexionado Vargas Llosa."
A mi entender la banalización y simplificación no las producen por sí mismas las nuevas tecnologías. Los e-books o libros electrónicos por ahora son simples libros tradicionales digitalizados y los
e-readers sólo sirven para leerlos.
Guerra y Paz y
Fortunata y Jacinta se pueden leer en pantalla de ordenador o en lector de tinta electrónica. La "gran literatura" no desaparecerá porque existan nuevas tecnologías de lectura y escritura, sino porque cambiarán las mentes y las costumbres de autores y lectores.
¿Desaparecerán los escritores de largo aliento que quieran construir un mundo sólo con palabras? En esto comparto la inquietud de Vargas Llosa. Por muy vocacional que sea un autor siempre escribe para una audiencia (real o imaginada) y si ese público ha cambiado y no asimila largos y complejos textos porque busca estímulos constantes y nuevos (con imágenes y sonido), y además breves, porque su atención sobre una pantalla está amaestrada a la inmediatez, entonces es difícil que los escritores se propongan crear algo que no va a ser leído. Ha cambiado la audiencia.
Y estos cambios afectan a la totalidad del público lector. La gran literatura siempre ha sido minoritaria comparada con la literatura popular, pero creo que también cambiará la mentalidad de los lectores selectos que hoy compran los títulos de los escritores promovidos por las buenas editoriales. Este grupo de lectores selectos fieles a la literatura "seria" , como consumidores de cultura escrita, cada vez dedican más tiempo a leer en pantallas. Así que la buena literatura perderá ese nicho numeroso, aunque relativamente pequeño, que mantiene viva la creación literaria tradicional.
Han cambiado los medios de escritura: en el
scriptorium de un autor de hoy ya no hay pluma y papel, ni siquiera máquina de escribir y papel, sino un ordenador con procesador de textos y conexión a internet. Ese es su medio natural de trabajo, su herramienta de creación. Quizás Vargas Llosa tenga uno en su mesa. Y esa herramienta impone un estado mental. La imagen de Dickens mirando al techo, mordiendo la pluma, buscando inspiración para que los gestos de su mano pudieran llevar al papel una escena que buscaba en su imaginación ya no es posible. La pantalla no es una hoja inerte que tu mente deba hacer vivir mediante la escritura, sino una lámina iluminada que esconde todos los prodigios y nos tienta continuamente a dejar de mirar dentro de nosotros para construir nuestro mundo, diciéndonos: "Entra, entra... aquí están todos los mundos".
Los nuevos escritores, no mirarán al techo, serán nativos digitales y creo muy difícil que en su formación y en su horizonte puedan concebir siquiera fabricar algo como "Madame Bovary" o la misma "Conversación en la catedral". Si eso es gran literatura, me temo que le queda poco tiempo.
Entrada publicada por Juan José Díez