Cuando William S. Burroughs declaró: "las palabras son ahora un virus,
no pensaba que la ciencia le iba a tomar literalmente la palabra. El
bioartista brasileño Alejandro Kac codificó en 1999 un corto versículo del Génesis
en una secuencia de ADN que luego insertó dentro de un microbio
exponiéndolo a una radiación que producía mutaciones. Según Kac esas
mutaciones generaban un mensaje aleatorio innovador en lugar de aceptar
el pasaje bíblico en su forma tradicional. En 2003 científicos
americanos insertaron en una bacteria una traducción a ADN de la canción
de Disney It's a Small World
para mostrar que el pequeño organismo podía usarse como medio de
almacenamiento de información en caso de una catástrofe nuclear. En 2010
el empresario genético Craig Venter codificó en ADN una línea de la novela de James Joyce A Portrait of the Artist as a Young Man: ("To live, to err, to fall, to triumph, to recreate life out of life").
Hoy nos ocupamos de Christian Bök, poeta experimental canadiense que ha pasado nueve años investigando el proyecto Xenotext, un poema implantado dentro del ADN de una bacteria. Pero no de una bacteria cualquiera sino de la Deinococcus radiodurans,
particularmente resistente y capaz de perdurar expuesta al frio, la
deshidratación, el ácido o el vacío, de forma que podría sobrevivir a la
civilización terrestre y vagar indefinidamente por el espacio exterior
como una botella de náufrago lanzada al mar con un mensaje poético de
nuestra civilización.
Lo primero que debe conseguir Bök es un código químico que haga corresponder a cada letra del alfabeto un DNA codon.
En la foto de abajo, si miramos el encabezamiento podemos atisbar ese
código. Debajo hay un cuadro con los versos escritos por el poeta a la
izquierda y los que debe producir la bacteria a la derecha.
Luego debe usar ese alfabeto para traducir sus versos a ADN. Aquí abajo
está la secuencia de aminoácidos que representa ambos poemas.
Los genes dan instrucciones para la fabricación de proteínas y en
consecuencia éstas también podrán ser leídas con el código propuesto.
Por tanto, la bacteria en cierta forma escribirá poesía, aunque en este
caso no es aleatoria sino predeterminada por la codificación, de modo
que si leemos el mensaje de la proteína no será otro que el que ha
previsto Bök. Por ejemplo, su poema, que empieza “any style of life/ is
prim…”, llevará a la bacteria a escribir en respuesta el verso “the
faery is rosy/ of glow…"
El proyecto no está acabado. Parece
que la bacteria ha aceptado la implantación del gen modificado, pero
falta saber si generará la correspondiente proteína y si ésta mantiene
el código de Bök.
Bök valoró su proyecto como "el primer
intento de inmortalidad literaria". Cree que mandando al espacio
exterior ese microbio con su poema codificado en ADN duraría su poesía
una eternidad. Con esto hay varios problemas: aparte de que sería
carísimo, si un día una civilización capturara el microbio y se le
ocurriera abrirle las tripas sólo encontraría un trozo de ADN, no unos
versos en inglés, y si los extraterrestres supieran inglés, tampoco
podrían descifrarlos porque no tendrían el alfabeto de Bok. Duraría, sí,
pero nadie podría leerlo. Y si pudieran leerlo, quizás se hicieran una
mala imagen de la lírica humana.
Se trata en el fondo del
optimismo infantil de una sociedad de triunfo tecnológico que lo mismo
se crioniza para resucitar como Walt Disney que juega a un miniaturismo
artificioso para proporcionar una ilusión de inmortalidad.
Más interesante que la fusión de ciencia y poesía
parece en este caso el poder almacenar información en seres vivos.Todo estos experimentos
resultan más prometedores para el campo de la bioinformación que para el de la
estética. Almacenar información en seres vivos es aquí lo maravilloso y
no los versos de Bök.
Christian Bök es Assistant Professor en la Creative Writing Faculty at the University of Calgary. Su obra más conocida es Eunoia, donde en cada capítulo sólo aparecen palabras con la misma vocal.
Entrada publicada por Juan José Díez
Ganicas de enredar, como dirían mis ancestros ( en cuanto a lo de la eternidad, que básicamente es en sí misma bastante enredadora).
ResponderEliminarEn cuanto al almacenamiento de información en seres vivos: sí que aparece como algo, al menos, inquietante -en todos los sentidos-. ¿Se podría generar, pues, un ser estrictamente poético, por ejemplo? Seres cuánticos ,que somos, al fin y al cabo.
Un abrazo,
Luisa