Es natural que los artistas que logran vivir de sus obras (músicos y escritores famosos, por ejemplo) reaccionen violentamente ante el pirateo de sus creaciones y pidan un control del Estado sobre las descargas gratuitas. Estamos en el campo de la defensa legítima de los intereses, nada que objetar. Las editoriales también defienden los suyos: editar un libro supone una fuerte inversión y un riesgo frecuente de pérdidas si no se vende la obra. Los libreros, por su parte, ven cada vez más amenazada su existencia porque su mercancía, la física, también se vende en las grandes superficies y por Internet, además de piratearse.
Pero la acusación no es de deshonestidad en la defensa de sus derechos, sino de ceguera en la visión de la realidad. Gutenberg ha muerto y no quieren reconocerlo. Hoy cualquier propietario de ordenador con un scanner puede convertirse en editor global, puede hacer el número de copias que quiera y distribuirlas a su antojo. Ha cambiado el sistema de producción de los bienes culturales y eso no lo va a detener ninguna ley. Es como si los monjes medievales pusieran el grito en el Altísimo Cielo porque sus códices maravillosos, únicos, en los que han invertido toda una vida de trabajo, pudieran ser replicados por la imprenta de Gutenberg y vendidos a precio razonable. O como si los que acarreaban el hielo en burros desde los neveros de las sierras, protestaran ante la aparición de los frigoríficos. Un inútil lamento. La aparición de Internet es una revolución no motivada por un movimiento profundo de la infraestructura económica, sino por un descubrimiento de la técnica, y como toda auténtica revolución destruye a los protagonistas del sistema anterior. Aquí van a caer todos los implicados en la cadena, y cuanto más tarden en adaptarse, más irreversible será su caída.
Entrada publicada por Juan José Díez
Estoy de acuerdo, ahora, para confirmar que todos somos Gutenberg se ha popularizado y perfeccionado la plataforma Scribd que ha dejado atrás el proyecto de googlebooks.
ResponderEliminarScribd es una solución online que permite a cualquiera subir documentos en varios formatos. Los documentos van ganando popularidad a medida que son más y más vistos en el sitio. Parte de la idea detrás de Scribd es que todo el mundo tiene una gran cantidad de documentos almacenados en sus equipos que sólo ellos pueden leer. Con Scribd se puede compartir esta información colocándola en la web.
http://www.scribd.com/doc/3077260/Tutorial-Scribd
Excelente perspectiva de análisis: no encuentro mejor definición a las posibilidades de la tecnología electrónica -sobre todo a partir de la web 2.0- y lo que está pasando en la cultura actual -no sólo en la escritura- que el titular de esta entrada. Estoy por apropiármelo (citando el origen, claro).
ResponderEliminarHoy ha sido el día en que todos escriben sobre propiedad intelectual en la Red. Posiblemente por la discusión en el Parlamento de la LES y su coletilla, la llamada "ley Sinde". Después de pasearme por los blogs de Enrique Dans y de Joaquín Rodríguez, más algún otro recomendado por algún buen amigo, estoy en condiciones de decir que estas reflexiones al vuelo de Juan José Díez son las de mayor perspectiva histórica, e incluyo el futuro en la historia.
ResponderEliminar¡Excelente!