Puede parecer un titular exageradamente propagandístico - o demasiado lírico- pero no lo es tanto. Como casi siempre en ciencia, la naturaleza ofrece soluciones novedosas y mejoradas respecto a lo que el ser humano imagina primeramente. Va a ocurrir lo mismo- y a corto plazo- con los dispositivos de lectura de libros digitales. Ideas tomadas de la coloración de las mariposas o de cómo una gota de lluvia reposa sobre una hoja, están permitiendo el desarrollo de pantallas de visualización avanzadas.
El despegue en estos dos últimos años del libro electrónico, desde un punto de vista técnico, se ha basado en la tecnología de la tinta electrónica, también llamada en ocasiones papel electrónico (estrictamente, cataforesis) aunque esta semana el nuevo IPad ha dado un paso atrás retornando a técnicas antiguas. Ha sido evidente el esfuerzo publicitario que las compañías que fabrican los lectores han realizado en los últimos meses promoviendo la idea de que la tinta electrónica era la panacea que permitía una lectura cómoda, visible bajo intensa luz ambiente y casi perfecta, encubriendo o minorando las deficiencias que tal técnica tiene.
Es muy probable que los fabricantes de e-ink hayan estado dormidos, sin progresar en I+D, creyendo que tenían el mercado asegurado y sin apercibirse de que los consumidores buscaban prestaciones mejores. Un conjunto de nuevas tecnologías va a superar significativamente al papel electrónico, casi cuando aún no ha nacido. Especialmente, las siguientes:
- Variación de la longitud de onda
- Electrowetting
- LCD biestable
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No estoy muy convencido de que el futuro sea el pronosticado: las nuevas generaciones ya no sienten la misma veneración por el papel y el mercado será suyo, no nuestro. Ellos buscan una pantalla. Eso sí: con mejores prestaciones, más cómoda, transportable y enrollable, si es necesario. Ni el papel ni las pantallas actuales. Pero quién sabe.
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo en que no será papel.
ResponderEliminarPero sí será "como el papel", entendiendo ese "como" en cuanto a que, al menos, debe tener todas las propiedades actuales del papel. Más muchas otras por supuesto. Pero las del papel, incluidas en la "versión base".
En mi opinión, no es una cuestión de veneración o gusto, sino muy imbricada - a nivel neuronal- en el aspecto sensorial del cerebro. Estoy muy de acuerdo con Anne Mengen cuando dice que el cerebro humano mejora en su rendimiento cognitivo cuando el texto está íntimamente ligado al soporte físico que lo contiene; cuando se aúnan varios sentidos (olor, tacto,..) en la lectura. La lectura es una función cerebral multisensorial, no sólo visual (percepción héptica)
Por cierto, hay varias películas de ciencia ficción donde esos elementos aparecen ya. Sólo falta inventarlos y fabricarlos.
Un saludo a todos.
En efecto: si está pensado, está a punto de comercializarse. Los jóvenes ya no leen como nosotros: esto también está siendo estudiado. Su cerebro configurará el acto de leer -y de escribir, no nos olvidemos de que es la otra cara de la misma moneda- de otra manera.
ResponderEliminarYo no sé mucha física, pero gracias a la entrada de Félix he podido aclararme y situarme en este convulso panorama tan solvente y claramente expuesto. Lo siento por mi Papyre. En cuanto al cerebro, si le damos a un papeloide el olor, el tacto y todas las diabluras de un ordenador, me temo que la adicción, la infoxicación y la procastinación crearán una raza de Alonsos Quijano saltando por las breñas agitando pergaminos.
ResponderEliminarEl siguiente artículo me ha parecido excelente.
ResponderEliminarPuede leerse aquí