La entrada de Doménico Chiappe es un reto ¿Por qué no utilizar la Máquina de Tiselli y escribir con ella un poema? Nos guía un programa generador automático que, a partir de la palabra elegida, propone otras extraídas del campo semántico (Tiselli lo llama, más poético,"jardín semántico"), que luego mezclas a tu albedrío intentando encontrar sentido y belleza. Vicente Luis Mora lo ensayó, explicando con detalle el proceso y su resultado. Yo voy a contar mi aventura y empezaré por el resultado.
La furia del sendero de la sangre
inicia, del placer, su inversa fuga.
Ya no sientes
el jugo en los pliegues de la noche,
ni el rojo de las rosas,
ni el agua fresca.
¡Vuelve ahora al miedo de la infancia!
Partí del verso de Manuel Machado "chopos del camino blanco". Marqué las tres palabras para ver qué me devolvían del jardín semántico. De entre los resultados seleccioné "álamos" (sinónimo de chopos), "sendero" (de camino) y "rojo"(de blanco, por oposición, rojo). A partir de ahí formé "sendero de la sangre". Ya tenía una imagen fuerte y eufónica para el primer verso, pero nada más.
Después introduje el famoso verso gongorino de la quinta estrofa del Polifemo:" Infame turba de nocturnas aves", recurrí al jardín semántico y lo sacudí, seleccioné "inversa fuga" (por su parecido fonético a "infame turba") ¿Cómo relacionar esa idea con un sendero de sangre? Empecé a darle vueltas en la máquina de mi cabeza y se me ocurrió buscar el sujeto ¿Quién o qué hace una inversa fuga del sendero de la sangre? Probé, y se me ocurrió "el placer", pero luego vi que funcionaba mejor "la furia del sendero de la sangre". Entonces encontré la idea, el sentido del poema: la energía vital, (la furia del sendero de la sangre), se retira, huye con la edad hacia atrás, debilitando el placer de los "alimentos terrestres", apagando la luz del festín de la vida. Esa era la idea, ahora había que completarla con ejemplos.
De "nocturnas aves" había sobrevivido "noche" ¿Cómo se debilita una noche? Se seca, pierde su jugo ...Y también lo pierden cosas sencillas, como el agua o las rosas. El último verso es un grito: hay que volver al miedo de la infancia ( la madre de todas las emociones) para revitalizar las actuales.
Pero lo más importante de esta máquina es que te pone en disposición poética: la pura yuxtaposición de las palabras desorganizadas te obliga a buscar un orden, un sentido, no sólo en el texto sino en las emociones. Buscas palabras que te obligan a buscar emociones, y de ellas es de donde puede salir la poesía.
Entrada publicada por Juan José Díez
Eso es lo bueno de este tipo de experimentos, JJ, que te ponen a pensar sobre el proceso creativo en sí, en su sistema a medias arbitrario y a medias racional de selecciones. Un cordial saludo.
ResponderEliminarCuanto más lo leo más triste y desoladora me parece la manera en la que el poema trata el viejo tópico del "tempus fugit"
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