viernes, 19 de febrero de 2010

El Ying y el Yang


     A lo blanco se contrapone el negro, al bien se opone el mal, a la noche le combate el día, todo en eterna simetría. Y nunca parece estar claro qué lado ganará, incluso qué es lo bueno y lo malo. Esta dualidad está, asimismo, muy presente en el debate sobre cuál es el futuro del libro digitalizado y/o la literatura digital.

Una gran masa de escribientes en la Red abogan por la gratuidad o por un precio muy reducido con una libre circulación de contenidos mientras que la mayoría de editoriales y escritores piden justo lo contrario. Las noticias sobre las pugnas entre editoriales y portales de distribución (como la reciente entre Amazon y Macmillan), entre agregadores y productores de información (como la que enfrente a Murdoch y a Google) o incluso entre utilizadores de hardware e instaladores de hardware (como la que llevan a cabo Telefónica y Google) están a la orden del día.

Parece que existe una brecha (que no tiene nada que ver con lo digital, sino evidentemente con lo económico) entre los productores de contenidos y los usuarios de los mismos. Brecha que, en muchos casos, se convierte en animadversión como se puede apreciar en los foros de Internet en los que aparecen noticias sobre este debate. Los comentarios de los lectores son muchas veces radicales cuando no directamente insultantes. Los usuarios se empeñan en dar consejos a los editores y autores sobre cómo deben cuidar sus negocios aventurándoles toda clase de calamidades si no siguen sus indicaciones. Los editores y los escritores hacen oídos sordos y se empeñan en seguir sus propias estrategias, apretando incluso las clavijas en todo lo que pueden y abriendo aún más la brecha entre ambas posiciones. Un auténtico diálogo de sordos que suele acabar en un “ya lo pagarán” o en “pronto no habrá autores” o “las editoras están cavando su propia tumba”. Evidentemente, cada parte no escucha a la otra. No se intenta entender los argumentos contrarios sino que se persevera en los propios, normalmente obviando todo lo que no encaja con la propia posición.

Pero, ¿es posible que todos tengan razón? Al menos, lo que sí está claro es que todos tienen razones. Analicémoslas.

Razones pro-gratuidad

- La Red es “libre” y no pueden ponerse puertas al campo. Los contenidos pueden encontrarse en la Red gratis en alguna parte y querer cobrar por lo que finalmente puede hallarse gratis no es correcto.
- La Red es descentralizadora.
- Los libros digitalizados permiten un acceso más libre a la cultura.
- Los gastos de creación y distribución de un contenido digital son infinitamente menores que los de un contenido en papel. Para empezar, no existe el coste del papel, ni de la cubierta, ni un transporte debe llevar los libros a las librerías, no tiene por qué haber libreros ya que el usuario puede comprar directamente de un portal intangible alojado en un servidor.
- El fomentar el contenido digital es ecológico porque no se talan árboles para fabricar papel.
- Los contenidos digitales tienen más calidad que los convencionales y permiten usos que estos no tienen.
- El lector digital (e-reader) tiene muchas ventajas: permite almacenar en poco espacio muchos libros, consume poquísimo, permite el escalado del texto, es cómodo, se lee bien, es el futuro.
- Los editores están desaprovechando continuamente las oportunidades para subirse al tren del futuro.
- La función del editor está caduca ya que el propio autor puede publicar su obra sin intermediarios en la Red.
- Un libro digitalizado es fácilmente transferible en segundos.
- El libro digitalizado es el negocio del futuro.
- El medio digital permitirá que emerja la literatura digital (que no digitalizada) con potencialidades muy avanzadas.
- Las Bibliotecas podrán ser más públicas y más rentables.
- Los autores ya cobran por la obra la primera vez que la venden. No tienen que seguir cobrando cada vez que alguien la usa. Sería como si un sastre cobrara el traje cada vez que se usara y no sólo cuando lo zurce.

Razones contra la gratuidad

- La red no es libre. Esa idea es una infundada quimera. La red está dominada y controlada por unas pocas empresas que forman un oligopolio poderoso (unos pocos proveedores de hardware y redes telefónicas, unos pocos grandes buscadores, unos pocos grandes portales de distribución, unos pocos fabricantes de lectores electrónicos). Precisamente, el mantener la red inmensa de pequeñas editoriales y pequeñas librerías rompe el monopolio al que tiende la red.
- La Red es
centralizadora. Para controlar el libro convencional haría falta buscar todas y cada una de las copias, todas las imprentas incluyendo las clandestinas. Para controlar el libro digital basta pulsar un botón en cierto lugar y remotamente se borrarán los contenidos que alguien no desee que se lean (como ya ha ocurrido recientemente). El sistema tradicional es, por tanto, el descentralizador.
- Los libros digitalizados son de difícil acceso entre que están protegidos por un código DRM, que hace falta un ordenador que pocos humanos (en términos planetarios) tienen; acceso a la Red, líneas telefónicas, energía, etc.
- No es cierto que los gastos de publicación sean los que determinan el precio. De hecho- y esto no es muy conocido- editar un libro en cubierta rígida o en formato de bolsillo no tiene gran diferencia en coste dadas las tiradas. El precio lo determina lo exclusivo y lo novedoso del producto. Las personas pagan, sobre todo, por ser los primeros, por tener algo distinto (así se explica que se compren libros en tapa dura cuando la decisión racional económica sería esperar a que salieran en paperback a menor precio. ¿Por qué, sin embargo, la gente hace cola para comprar un best seller recién salido del horno? ¿Por qué se compran ediciones de lujo, de coleccionista? No, ciertamente, por el precio. En este contexto, por tanto, si el contenido digital ofrece, precisamente, esa inmediatez, ese ser el primero, es lógico que se pague más, no menos.
- El libro digital no es ecológico ya que no se talarán árboles pero el consumo energético de la Red y la contaminación que genera es mucho mayor que el daño producido por las talas.
- Las ediciones digitales son, en el 99% de los casos, mucho peores que las convencionales. Tipografías poco cuidadas, portadas infames, composiciones burdas.
- El lector digital actual consume energía, se agota a las dos semanas en el mejor de los casos, no tiene color (y si lo tiene, su batería se agota en horas), el escalado es lamentable, la composición es mala y la digitalización es incluso en muchos casos ilegible.
- Los editores se obcecan en desaprovechar las oportunidades de subirse al tren del futuro, es más le ponen obstáculos.
- La función del editor es más necesaria que nunca. Para corregir errores, para filtrar los contenidos que se publican y para estimular la buena literatura. Pueden verse comentarios al respecto
aquí o aquí o como cuando Robert Young, director de Lulu, empresa ligada a Amazon, y una de las compañías líderes en autoedición reconoce en el New York Times que We have easily published the largest collection of bad poetry in the history of mankind. (Hemos publicado la mayor colección de mala poesía en la historia de la humanidad)
- Un libro digital no es prestable en muchos casos, hay restricciones geográficas mediante control de la IP, de préstamo mediante control del número de serie del microprocesador, etc. O, simplemente, por incompatibilidad de formatos.
- Las cadenas que venden libros digitalizados
pierden dinero a espuertas.
- La literatura digital (que no la digitalizada) no despega ni se la espera ante el gran público.
- Las Bibliotecas deben empezar a pagar por contenidos e incluso pueden llegar a no poder prestar los libros debido a los controles de hardware.
- Si los autores no cobran regularmente por el uso de las obras que crearon, se morirían de hambre (o al menos no tendrían interés en crear frente a oficios mucho mejor remunerados) , bajaría la calidad y cantidad artística y el mundo se haría más pobre culturalmente hablando.
 

Para cada tesis hay una antítesis simétrica y casi igual de convincente si se la escucha con imparcialidad (por supuesto, si uno ya está convencido de una cosa, es casi imposible que la opinión contraria le conmueva).
 

Ahora, si fuésemos el juez ¿qué sentencia emitiríamos?

Entrada publicada por Félix Remírez 

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2 comentarios:

  1. Lamento, resolver toda esta dualidad con mis razones,

    El ser humano es fundamentalmente un cuenta historias, esa necesidad de hacerlo surge de nuestro carácter social y gregario, necesitamos expresarnos y contar, decir lo que pensamos, creemos, soñamos e imaginamos, en definitiva compartir nuestra creatividad o lo que sabemos con los demás y leernos en los otros.

    En cualquier de los escenarios posibles del futuro, no tengo la menor duda que seguiremos haciéndolo, por escrito, a viva voz o por telepatía.
    ¿Entonces de qué preocuparnos?
    La cuestión estriba en si: Gratis o Pagando.

    La respuesta por lo tanto es simple, sí existirá siempre un escritor que escriba, en cualquier situación, hagámoslo gratis, es obvio.

    Los resultados del todo gratis, pueden preocupar a muchos, a mí no me preocupan, porque tengo confianza en la calidad del hombre y esa calidad salió a flote siempre sin importar el precio ni el entorno.

    Suyo, Z+-----

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  2. Las razones en favor de la gratuidad son de todos conocidas y muy fáciles de sostener. Lo difícil es argumentar en contra, y en este post se dan muy lúcidas y ponderadas razones, que a mí, personalmente, me ha gustado leer tan bien expuestas.

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