sábado, 27 de febrero de 2010

Shigeru Miyamoto: creador de literatura electrónica



    La narrativa hipertextual, aquella cuyo argumento es una red de nodos vinculados de manera rizomática a través de la que navegamos no sin un cierto esfuerzo ergódico, parece que se aviene mal con las leyes del mercado, o que no termina de encontrar su lugar en el seno del circuito literario.
    
     Esta afirmación, bastante extendida en el ámbito académico literario, incluso en los estudios enfocados a la literatura electrónica, puede verse avalada por argumentos que hablan de la difícil comercialización del texto digital, de la inmensa barrera que encuentra el receptor para superar las seculares convenciones de rutina lectora, o el insatisfactorio desarrollo en dispositivos de almacenaje y reproducción que superen la tecnología del libro. Éstas y otras razones, han provocado la impresión de que el escritor digital es, a día de hoy, una especie de intelectual vanguardista cuya obra se aviene mejor con la disertación erudita del academicismo literario, que con el uso y disfrute de su producto por el común de los mortales. Y en parte es así. Pero al mismo tiempo, todas estas consideraciones desoyen la existencia de esos desconcertantemente rentables lectores digitales que se llaman vídeo consolas y el fabuloso éxito comercial y el unánime reconocimiento artístico de autores como Shigeru Miyamoto.
     No descubro nada. Ya existen iniciativas académicas como la de los Games Studies y la aportación de autores como Espen Aarseth o Noah Wardrip Fruin, quienes desarrollan una interesante labor investigadora que relaciona la naturaleza del videojuego con la de otro tipo de narrativas, desvelando interesantes matices de especificidad y contribuyendo a la gestación de esta nueva corriente crítica que es la “ludología”. Incluso hay un sector de la crítica que insiste en marcar una línea divisoria entre videojuego y literatura electrónica, pero precisamente es ahí donde este artículo quiere asentar su disconformidad al atreverme a incluir a un artista como Shigeru Miyamoto en la nómina de autores de literatura electrónica.
Entrada publicada por Lluís Vila

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jueves, 25 de febrero de 2010

Mecánica Musa


    La entrada de Doménico Chiappe es un reto ¿Por qué no utilizar la Máquina de Tiselli y escribir con ella un poema? Nos guía un programa generador automático que, a partir de la palabra elegida, propone otras extraídas del campo semántico (Tiselli lo llama, más poético,"jardín semántico"), que luego mezclas a tu albedrío intentando encontrar sentido y belleza. Vicente Luis Mora lo ensayó, explicando con detalle el proceso y su resultado. Yo voy a contar mi aventura y empezaré por el resultado.

La furia del sendero de la sangre

inicia, del placer, su inversa fuga.

Ya no sientes

el jugo en los pliegues de la noche,

ni el rojo de las rosas,

ni el agua fresca.

¡Vuelve ahora al miedo de la infancia!

    Partí del verso de Manuel Machado "chopos del camino blanco". Marqué las tres palabras para ver qué me devolvían del jardín semántico. De entre los resultados seleccioné "álamos" (sinónimo de chopos), "sendero" (de camino) y "rojo"(de blanco, por oposición, rojo). A partir de ahí formé "sendero de la sangre". Ya tenía una imagen fuerte y eufónica para el primer verso, pero nada más.
    Después introduje el famoso verso gongorino de la quinta estrofa del Polifemo:" Infame turba de nocturnas aves", recurrí al jardín semántico y lo sacudí, seleccioné "inversa fuga" (por su parecido fonético a "infame turba") ¿Cómo relacionar esa idea con un sendero de sangre? Empecé a darle vueltas en la máquina de mi cabeza y se me ocurrió buscar el sujeto ¿Quién o qué hace una inversa fuga del sendero de la sangre? Probé, y se me ocurrió "el placer", pero luego vi que funcionaba mejor "la furia del sendero de la sangre". Entonces encontré la idea, el sentido del poema: la energía vital, (la furia del sendero de la sangre), se retira, huye con la edad hacia atrás, debilitando el placer de los "alimentos terrestres", apagando la luz del festín de la vida. Esa era la idea, ahora había que completarla con ejemplos.
     De "nocturnas aves" había sobrevivido "noche" ¿Cómo se debilita una noche? Se seca, pierde su jugo ...Y también lo pierden cosas sencillas, como el agua o las rosas. El último verso es un grito: hay que volver al miedo de la infancia ( la madre de todas las emociones) para revitalizar las actuales.
   Pero lo más importante de esta máquina es que te pone en disposición poética: la pura yuxtaposición de las palabras desorganizadas te obliga a buscar un orden, un sentido, no sólo en el texto sino en las emociones. Buscas palabras que te obligan a buscar emociones, y de ellas es de donde puede  salir la poesía.
Entrada publicada por Juan José Díez

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martes, 23 de febrero de 2010

Super Mario 64: un cibertexto literario

El hipertexto, concebido en su sentido originario del proyecto Xanadú de Theodor Nelson, debería ser un texto abierto y vinculado a toda manifestación textual del mundo. Pero la narrativa hipertextual a la que estamos acostumbrados desde la iniciativa Eastgate hasta Deena Larsen, suele consistir más bien en un "hipertexto cerrado" que contiene en sí mismo todas las "lexías" almacenadas, a las que podemos acceder, eso sí, con cierta libertad, sin un orden predeterminado y solo después de conocer y experimentar las posibilidades de navegación del artefacto textual. Por eso prefiero utilizar aquí el término cibertexto acuñado por Espen Aarseth, para hablar de Mario 64 y del tipo de literatura electrónica que los videojuegos pueden ayudar a iluminar.

Aarseth, considera el texto un artefacto presentado siempre en un dispositivo mecánico que ofrece herramientas, pero también resistencia, para su consumo: el texto ofrece una información de salida (output) que el usuario decodifica introduciendo sus propias inferencias (input) que se verán ratificadas, o no, de nuevo por la información de salida. Es decir, el lector se conduce mediante “ciclos de retroalimentación”, o, si se quiere (recuperando la feliz metáfora de Norbert Wiener), de la misma manera que el timonel enderezaba el navío griego hacia la luz del faro. Hablar de Cibertexto comporta hablar, más que de la definición de un artefacto concreto o de un nuevo objeto tecnológico, de una perspectiva crítica desde la que afrontar toda relación del usuario con el texto. En cualquier caso, aquí me interesa usar "cibertexto", porque es un término que incide más en el proceso de retroalimentación interactiva entre el usuario y el artefacto textual, y menos en las posibilidades de apertura e interacción humano-humano tan importantes en la concepción del hipertexto. Aun así, como veremos, muchas de las soluciones narrativas basadas en la tecnología del "vínculo" descritas tradicionalmente por la denominada "crítica hipertextual" de la escuela de Gorge P. Landow, aparecen en Mario 64.

Veamos cómo funciona este juego lanzado en Europa en 1997 para la consola Nintendo 64:

Mario, un fontanero italiano de mediana edad pero con unas fabulosas condiciones físicas, es invitado por la princesa Peach a un pastel cocinado por ella misma en su castillo. Pero el castillo es tomado por el malvado Bowser quien ha encerrado a la Princesa y sus sirvientes usando el poder de 70 de las 120 estrellas del castillo. Muchas de las pinturas del castillo son portales hacia otros reinos en los que las tropas de Bowser cuidan las estrellas.

Aquí tenemos "la trama", pero nadie nos dice cómo va a ser "el argumento" que nos permita avanzar en la historia. En el capítulo “Plot and rizome” del artículo The boundaires of the digital narrative (2007), Juan B. Gutiérrez pone en relación la estructura geométrica del hipertexto y su proceso de lectura rizomático, con las viejas teorías de Tomashevsky de trama y argumento. La trama o fábula equivaldría a esa malla total del hipertexto, el argumento sería cada uno de los recorridos individuales y diferentes que realizan los usuarios con su elección de vínculos. Así cada usuario recorrerá un argumento particular e irrepetible cuyos momentos álgidos, sus intrigas y sus desenlaces no tendrán que ver con la disposición de la información sino con el progreso de la investigación que lleva a cabo el usuario sobre el documento.

Así funciona el recorrido de Mario por las galerías del castillo en busca de los vínculos a otros mundos. Unas galerías que pertenecen a la fase marco, en el sentido que se emplea el término marco en el argot literario para referirse, por ejemplo, a las conversaciones del Conde Lucanor con Patronio al inicio de cada capítulo en el libro de Don Juan Manuel o a la historia del sultán Shahriar y Sherezade de las Mil y una noches. Porque la historia de Mario 64 está compuesta como las muñecas rusas, con historias dentro de historias que son los mundos a los que accedemos a través de las pinturas del castillo. Solo que en este caso el orden en el que los recorremos depende fundamentalmente de nuestra elección y de la cantidad de estrellas que seamos capaces de conseguir en cada mundo.

Y una vez dentro de estos mundos, esta lógica narrativa desatada de casi toda linealidad continúa: las estrellas, aunque están numeradas, pueden cogerse salteadas, excepto aquellas que solo pueden ser encontradas después de haber cogido alguna otra estrella. Vamos descubriendo la lógica de cada mundo mediante nuestro deambular rizomático por su superficie en 3D, sin un recorrido fijo, más allá del que nos marquemos nosotros mismos. No basta con avanzar de izquierda a derecha como en la mayoría de juegos en 2D; en Mario 64 solo encontramos caminos fijos en los tres encuentros con Bowser, para así forzar a los jugadores a llegar hasta donde se encontraba Bowser, más que a explorar el nivel.

Lo que definitivamente pone en relación a Mario 64 con la corriente más antigua de la literatura electrónica, que ha abundado en la experimentación con el proceso narrativo, es esa libertad, sutilmente limitada pero aparentemente absoluta, por parte del usuario en la resolución del argumento a través de su capacidad de elección.

Y digo literatura porque, al fin y al cabo, ¿qué clase de referentes si no literarios emplea Miyamoto para la composición de su trama narrativa? Me permitiré citar algunos de las denominadas "funciones de Propp", esos elementos narrativos irreducibles en los cuentos populares rusos que Vladímir Propp catalogó en su famosa Morfología del cuento, que son perfectamente contrastables en la obra de Shigeru Miyamoto:

02) Prohibición. Recae una prohibición sobre el héroe.
03) Transgresión. La prohibición es transgredida.
04) Conocimiento. El antagonista entra en contacto con el héroe.
05) Información. El antagonista recibe información sobre la víctima.
12) Prueba. El donante somete al héroe a una prueba que le prepara para la recepción de una ayuda mágica.
13) Reacción del héroe. El héroe supera o falla la prueba.
14) Regalo. El héroe recibe un objeto mágico.
15) Viaje. El héroe es conducido a otro reino, donde se halla el objeto de su búsqueda.
16) Lucha. El héroe y su antagonista se enfrentan en combate directo.
17) Marca. El héroe queda marcado.
18) Victoria. El héroe derrota al antagonista.
19) Enmienda. La fechoría inicial es reparada.
25) Tarea difícil. Se propone al héroe una difícil misión.
26) Cumplimiento. El héroe lleva a cabo la difícil misión.
29) Transfiguración. El héroe recibe una nueva apariencia.
30) Castigo. El antagonista es castigado.
31) Boda. El héroe se casa y asciende al trono. (En este caso un beso en la nariz y un pastel son, de algún modo, símbolos del Secreto, como lo eran para Borges en "La secta del Fénix" el mar o el crepúsculo de la noche en ciertos poemas de la las literaturas germánicas)
Entrada publicada por Lluís Villa


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lunes, 22 de febrero de 2010

PAC / Góngora asistido

                                                                                              Kevin R. Morris/ Corbis

     En la senda de Ramón Llull y su Ars magna generalis ultima, que inauguró la era de las máquinas autores, Eugenio Tiselli ha construido, cambiando los engranajes por códigos binarios, una “herramienta para poetas bloqueados”, que va más allá de la construcción automática de una escritura. La Poesía Asistida por Computadora -PAC- funciona como coautor del texto al iniciar un diálogo con el elemento humano, quien moldeará la frase y decidirá su finiquito. El trabajo de esculpir la palabra está, de esta forma, repartido a partes casi iguales entre la máquina y el ser humano.

     Pero la escritura debe partir siempre de una intención artística para que el resultado pueda considerarse una obra literaria. Y para que la máquina de Tiselli sea algo más que una musa, de las que esparcen la inspiración en la mitología griega, en su versión cibernética, Vicente Luis Mora se planteó encontrar un verso que bien pudiera haber sido escrito por Góngora. Un Góngora remix, o un “Góngora asistido”.

    Esta entrega de Hipermedia consta de tres partes. En “Máquina”se aloja esta coautora autómata, con sus debidas instrucciones, para que todo el que quiera experimentar haga sus propios versos y los envíe a Frontera D, por la vía de “contacto”; en “Obra” se encuentra ese verso gongorino que halló Mora con la intervención de PAC, y en “Experiencia” Mora narra esta aventura digital en un iluminador artículo.

Los autores

Eugenio Tisselli (Ciudad de México, 1972) ha utilizado el lenguaje de programación como expresión artística, innovando en el panorama de net-art y literario gracias a su colaboración con Antoni Abad con Megaphone.net, y Leonardo Valencia y la versión web de El libro flotante de Caytran Dölphin. Sus obras, como Midipoet, una magnífica instalación de poesía para el público infantil, se han exhibido en festivales como Yuxtaposiciones y 2009 poetas por Km2. Practica la docencia en el Master de Artes Digitales de la Universidad Pompeu Fabra, que codirige.

Vicente Luis Mora (Córdoba, 1970) es uno de los autores jóvenes más versátiles y sólidos del panorama literario actual. Poeta, ensayista y narrador, ha publicado libros como Tiempo (Pre-Textos, 2009), Pangea. Internet, blogs y comunicación en un mundo nuevo (Fundación José Manuel Lara, 2006) y Alba Cromm, novela que aparecerá en abril (Seix Barral, 2010). Interesado en las comuniones de las artes y la nueva literatura, mantiene el blog Diario de Lecturas, que se ha convertido, gracias a su formación académica, en uno de los espacios más serios para el debate de la nueva escritura.

Entrada publicada por Doménico Chiappe en Fronterad

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sábado, 20 de febrero de 2010

Cuando un libro cobra vida


  
      Encuentro en YouTube, gracias a Nathan Bransford --el agente literario responsable del blog de Curtis Brown-- este video del New Zeland Book Council para promocionar el título Going West, de Maurice Gee, que es una ficción autobiográfica por uno de los escritores neozelandeses más populares y queridos. La animación estuvo a cargo de un estudio londinense, Andersen M Studio, y es digna de una película de Tim Burton. Una impecable metáfora visual de algo que los libros han hecho siempre, al menos en la imaginación del lector compentente: cobrar vida.
     Sin embargo, este proceso que va de suyo en los sectores sociales altamente alfabetizados, no es una capacidad innata del hombre y, así como resulta difícil de adquirir, también puede ser muy fácil de perder. La lectura es una adquisición, no viene incrustada en el plan biológico de la especie, como sí lo están la capacidad de lenguaje y el habla. La lectura, con la que convivimos unos pocos desde hace sólo 5000 años, es frágil y hoy está asediada por los nuevos medios. De estos, la Red en la cual publico estas notas de domingo, si bien nos exige alfabetización para participar en ella y por ese motivo podría hacernos creer, a simple vista, que nunca hemos leído y escrito más que ahora, tiene la peculiaridad de inaugurar un nuevo tipo de lectura que impide la introspección, ese lugar donde los libros cobran vida.
    "Nunca nacimos para leer" es la frase con la que Maryanne Wolf abre su libro Proust And The Squid: The Story and Science Of The Reading Brain, una entretenida historia del desarrollo de la lectura desde el punto de vista de las neurociencias.
   Wolf sostiene que el cerebro aprende a leer tomando prestado sistemas que han evolucionado con otros fines. En la experiencia de la lectura, un complejo entramado "antinatural" permite que los sistemas de reconocimiento visual de objetos vinculen las lineas y garabatos de las letras que tenemos delante de los ojos con los aspectos fonológicos de la lengua hablada. Toda la cadena auditiva-oral de los sistemas que regulan el lenguaje --ese con cuya capacidad sí nacimos-- entra en contacto, e interactúa, con los los sistemas de reconocimiento visual para que las habilidades de lectura se vuelvan instantáneas. Y las funciones superiores del cerebro, las ejecutivas, intereactúan a su vez tanto con los centros del lenguaje como con los sistemas de reconocimiento visual para facilitar la transición a la lectura automática. Wolf dice que sólo entonces, cuando la lectura se vuelve automática, el lector consigue el "tiempo extra" que le permitirá procesar la información del texto.
    Es el momento en que los libros cobran vida.
   Y depende de unos pocos milisegundos que debemos ahorrar en el proceso de decodificación.
    De esta invención cultural que es la lectura desconfiaba Sócrates, como nos lo cuenta el ya bien alfabetizado Platón. A medida que nos internamos en la era de la información digital, el tema socrático se vuelve más y más actual y valdría la pena tenerlo en cuenta, porque la Internet también es una invención cultural: nos ofrece unas oportunidades nunca antes imaginadas, entre ellas, el acceso a tantos millones de libros y de páginas web como no podríamos leer todos los humanos contemporáneos juntos a lo largo de todas nuestras vidas aunque nos dedicáramos a ello en exclusiva. Y nos ofrece distracciones de nuestra atención periférica que usan y abusan de los milisegundos necesarios para la introspección.
    ¿Estamos en peligro de perder esta frágil capacidad tan reciente para nuestra especie enfrentada a la enormidad de la oferta de información y, lo que es más grave, su simultaneidad? Wolf sugiere que no pasaremos por esta revolución cultural sin daño. Tal vez, al final del camino, nos encontremos con un nuevo córtex, pero no tenemos idea de cómo será.
Entrada publicada por Julieta Lionetti  Libros en la nube

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viernes, 19 de febrero de 2010

El Ying y el Yang


     A lo blanco se contrapone el negro, al bien se opone el mal, a la noche le combate el día, todo en eterna simetría. Y nunca parece estar claro qué lado ganará, incluso qué es lo bueno y lo malo. Esta dualidad está, asimismo, muy presente en el debate sobre cuál es el futuro del libro digitalizado y/o la literatura digital.

Una gran masa de escribientes en la Red abogan por la gratuidad o por un precio muy reducido con una libre circulación de contenidos mientras que la mayoría de editoriales y escritores piden justo lo contrario. Las noticias sobre las pugnas entre editoriales y portales de distribución (como la reciente entre Amazon y Macmillan), entre agregadores y productores de información (como la que enfrente a Murdoch y a Google) o incluso entre utilizadores de hardware e instaladores de hardware (como la que llevan a cabo Telefónica y Google) están a la orden del día.

Parece que existe una brecha (que no tiene nada que ver con lo digital, sino evidentemente con lo económico) entre los productores de contenidos y los usuarios de los mismos. Brecha que, en muchos casos, se convierte en animadversión como se puede apreciar en los foros de Internet en los que aparecen noticias sobre este debate. Los comentarios de los lectores son muchas veces radicales cuando no directamente insultantes. Los usuarios se empeñan en dar consejos a los editores y autores sobre cómo deben cuidar sus negocios aventurándoles toda clase de calamidades si no siguen sus indicaciones. Los editores y los escritores hacen oídos sordos y se empeñan en seguir sus propias estrategias, apretando incluso las clavijas en todo lo que pueden y abriendo aún más la brecha entre ambas posiciones. Un auténtico diálogo de sordos que suele acabar en un “ya lo pagarán” o en “pronto no habrá autores” o “las editoras están cavando su propia tumba”. Evidentemente, cada parte no escucha a la otra. No se intenta entender los argumentos contrarios sino que se persevera en los propios, normalmente obviando todo lo que no encaja con la propia posición.

Pero, ¿es posible que todos tengan razón? Al menos, lo que sí está claro es que todos tienen razones. Analicémoslas.

Razones pro-gratuidad

- La Red es “libre” y no pueden ponerse puertas al campo. Los contenidos pueden encontrarse en la Red gratis en alguna parte y querer cobrar por lo que finalmente puede hallarse gratis no es correcto.
- La Red es descentralizadora.
- Los libros digitalizados permiten un acceso más libre a la cultura.
- Los gastos de creación y distribución de un contenido digital son infinitamente menores que los de un contenido en papel. Para empezar, no existe el coste del papel, ni de la cubierta, ni un transporte debe llevar los libros a las librerías, no tiene por qué haber libreros ya que el usuario puede comprar directamente de un portal intangible alojado en un servidor.
- El fomentar el contenido digital es ecológico porque no se talan árboles para fabricar papel.
- Los contenidos digitales tienen más calidad que los convencionales y permiten usos que estos no tienen.
- El lector digital (e-reader) tiene muchas ventajas: permite almacenar en poco espacio muchos libros, consume poquísimo, permite el escalado del texto, es cómodo, se lee bien, es el futuro.
- Los editores están desaprovechando continuamente las oportunidades para subirse al tren del futuro.
- La función del editor está caduca ya que el propio autor puede publicar su obra sin intermediarios en la Red.
- Un libro digitalizado es fácilmente transferible en segundos.
- El libro digitalizado es el negocio del futuro.
- El medio digital permitirá que emerja la literatura digital (que no digitalizada) con potencialidades muy avanzadas.
- Las Bibliotecas podrán ser más públicas y más rentables.
- Los autores ya cobran por la obra la primera vez que la venden. No tienen que seguir cobrando cada vez que alguien la usa. Sería como si un sastre cobrara el traje cada vez que se usara y no sólo cuando lo zurce.

Razones contra la gratuidad

- La red no es libre. Esa idea es una infundada quimera. La red está dominada y controlada por unas pocas empresas que forman un oligopolio poderoso (unos pocos proveedores de hardware y redes telefónicas, unos pocos grandes buscadores, unos pocos grandes portales de distribución, unos pocos fabricantes de lectores electrónicos). Precisamente, el mantener la red inmensa de pequeñas editoriales y pequeñas librerías rompe el monopolio al que tiende la red.
- La Red es
centralizadora. Para controlar el libro convencional haría falta buscar todas y cada una de las copias, todas las imprentas incluyendo las clandestinas. Para controlar el libro digital basta pulsar un botón en cierto lugar y remotamente se borrarán los contenidos que alguien no desee que se lean (como ya ha ocurrido recientemente). El sistema tradicional es, por tanto, el descentralizador.
- Los libros digitalizados son de difícil acceso entre que están protegidos por un código DRM, que hace falta un ordenador que pocos humanos (en términos planetarios) tienen; acceso a la Red, líneas telefónicas, energía, etc.
- No es cierto que los gastos de publicación sean los que determinan el precio. De hecho- y esto no es muy conocido- editar un libro en cubierta rígida o en formato de bolsillo no tiene gran diferencia en coste dadas las tiradas. El precio lo determina lo exclusivo y lo novedoso del producto. Las personas pagan, sobre todo, por ser los primeros, por tener algo distinto (así se explica que se compren libros en tapa dura cuando la decisión racional económica sería esperar a que salieran en paperback a menor precio. ¿Por qué, sin embargo, la gente hace cola para comprar un best seller recién salido del horno? ¿Por qué se compran ediciones de lujo, de coleccionista? No, ciertamente, por el precio. En este contexto, por tanto, si el contenido digital ofrece, precisamente, esa inmediatez, ese ser el primero, es lógico que se pague más, no menos.
- El libro digital no es ecológico ya que no se talarán árboles pero el consumo energético de la Red y la contaminación que genera es mucho mayor que el daño producido por las talas.
- Las ediciones digitales son, en el 99% de los casos, mucho peores que las convencionales. Tipografías poco cuidadas, portadas infames, composiciones burdas.
- El lector digital actual consume energía, se agota a las dos semanas en el mejor de los casos, no tiene color (y si lo tiene, su batería se agota en horas), el escalado es lamentable, la composición es mala y la digitalización es incluso en muchos casos ilegible.
- Los editores se obcecan en desaprovechar las oportunidades de subirse al tren del futuro, es más le ponen obstáculos.
- La función del editor es más necesaria que nunca. Para corregir errores, para filtrar los contenidos que se publican y para estimular la buena literatura. Pueden verse comentarios al respecto
aquí o aquí o como cuando Robert Young, director de Lulu, empresa ligada a Amazon, y una de las compañías líderes en autoedición reconoce en el New York Times que We have easily published the largest collection of bad poetry in the history of mankind. (Hemos publicado la mayor colección de mala poesía en la historia de la humanidad)
- Un libro digital no es prestable en muchos casos, hay restricciones geográficas mediante control de la IP, de préstamo mediante control del número de serie del microprocesador, etc. O, simplemente, por incompatibilidad de formatos.
- Las cadenas que venden libros digitalizados
pierden dinero a espuertas.
- La literatura digital (que no la digitalizada) no despega ni se la espera ante el gran público.
- Las Bibliotecas deben empezar a pagar por contenidos e incluso pueden llegar a no poder prestar los libros debido a los controles de hardware.
- Si los autores no cobran regularmente por el uso de las obras que crearon, se morirían de hambre (o al menos no tendrían interés en crear frente a oficios mucho mejor remunerados) , bajaría la calidad y cantidad artística y el mundo se haría más pobre culturalmente hablando.
 

Para cada tesis hay una antítesis simétrica y casi igual de convincente si se la escucha con imparcialidad (por supuesto, si uno ya está convencido de una cosa, es casi imposible que la opinión contraria le conmueva).
 

Ahora, si fuésemos el juez ¿qué sentencia emitiríamos?

Entrada publicada por Félix Remírez 

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jueves, 18 de febrero de 2010

Posesión demoníaca interactiva



wDeviant: the Possession of Christian Shaw, de Donna Leishman (2004), es un gráfico animado interactivo basado en el relato del caso de Christian Shaw y su posesión demoníaca, una famosa historia escocesa sobre un juicio de brujería ocurrido en 1696. Según la autora: "Este proyecto explora nuevas formas de experimentar una historia intentando fomentar la fascinación del misterio y la tensión incómoda. Se presenta de un modo visual y casi enteramente no textual, aunque tiene una base textual y sus aspectos narrativos pueden verse fácilmente".
    Veamos cómo de fácilmente. El lector se encuentra ante un paisaje con rascacielos, tiene que mover el cursor hasta encontrar algún lugar activo, por fin descubre una escalera en un árbol, accede y entra en un álbum en el que cada página presenta un breve texto que se supone inicia la historia. Y aquí está el problema: que se necesita una enorme paciencia para encontrar un presunto hilo narrativo, y digo "presunto" porque yo no he sido capaz de encontrarlo. Interactividad se confunde aquí con desorientación. La realización gráfica es ingeniosa y a veces sorprendente, pero uno termina explorando el laberinto por curiosidad técnica, más que por interés narrativo. No me he podido enterar de qué cuenta esta adaptación de aquel famoso proceso de brujería.
Entrada publicada por Juan José Díez

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martes, 16 de febrero de 2010

Ibook




El lector de libros electrónicos del futuro tendrá poco que ver con el actual dispositivo que, a pesar de todo el ariete mediático, presenta demasiadas deficiencias técnicas y sensoriales. En un comentario realizado aquí yo indicaba que, en mi opinión, el libro electrónico del futuro no será papel pero será como el papel, entendiendo ese "como" en cuanto a que, al menos, debe tener todas las propiedades actuales del papel. Más muchas otras por supuesto.

Una idea en esta dirección es la que propone el húngaro Martin Perhiniak que ha desarrollado un diseño básico (aún no llevado a la práctica) para Apple. Se trata del Ibook. Este video es muy ilustrativo de todo lo que este concepto aporta. Se trata de un libro, muy parecido al que conocemos, pero con multitud de ventajas respecto al mismo. El Ibook se construye sobre todo lo que el libro convencional tiene ya, no contra él.

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Entrada publicada por Félix Remírez

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lunes, 15 de febrero de 2010

Alada joya multimedia




       El magnífico The Birds of America de Audubon ya ha sido reseñado aquí. Hoy aparece otra joya sobre el mundo alado. Se trata de BIRD, un libro de fotos de Andrew Zuckerman con una versión para Internet. En el prólogo del libro se dice: "Mientras Audubon dibuja los pájaros con gran detalle y cuidado, pluma por pluma, con una prodigiosa precisión en el color o en la expresión de los ojos, situándolos en su propio hábitat, Andrew Zuckerman se aproxima a ellos con una actitud contemporánea, claramente minimalista. Un fondo de pura luz blanca es el campo en el que los pájaros vuelan o descansan. En este escenario luminoso, los colores del plumaje resaltan y aparecen en todo su esplendor hiperrealista. Audubon estaba interesado en el contexto, Zuckermann quiere sólo la silueta del pájaro contra el fondo luminoso blanco, una depurada noción del espacio en la cual cualquier objeto consigue su propia esencia, un inolvidable documento de esas bellas criaturas que vuelan lejos para eludir nuestra mirada".
      Dentro ya de la página, si pulsamos en Photograph podemos ver las fotos del libro;cada pájaro lleva su documentación y un pequeño altavoz donde suena su canto. En Films, un precioso resumen en flash de algunas aves. En Book, cuarenta y siete imágenes del libro que, completo, puede comprarse en Amazon. Ciertamente, esta obra está concebida para papel, pero la web que la promociona tiene tal valor por sí misma que merece la pena recorrerla. Una ejemplo más de la convivencia y enriquecimiento mutuo entre el formato códice y el multimedia. 
Entrada publicada por Juan José Díez

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sábado, 13 de febrero de 2010

Congreso "Futuros de los estudios digitales"

    (Vía Hermeneia) Juan B. Gutiérrez (Universidad de Miami) y Laura Borràs (Universidad de Barcelona) presentarán el Global Poetic System en la sesión “Implementation and Interpretation of Locative Narrative” del Congreso Internacional "Futures of the Digital Studies" que tendrá lugar los próximos 25, 26 y 27 de febrero en Florida. Como dicen sus organizadores: "La Conferencia se centrará en el diálogo entre las formas de alfabetización digital conectadas con los recientes desarrollos tecnológicos en los medios de internet y programación en relación con la expresión humana y sus formas de representación. Buscamos el intercambio de ideas entre artistas y críticos digitales para examinar el "estado de la cuestión" de las prácticas digitalmente mediadas e investigar así el posible futuro de las actuales plataformas superpuestas de software, formatos, hardware y procesos artísticos a través de los cuales experimentamos la cultura digital. El centro temático del programa del congreso  se fijará sobre lo "literario" en la era digital, con especial atención al arte visual, música, sonido, informática y otros aspectos de la cultura digital a través de una exposición de arte y una mesa redonda final transmitida por videoconferencia  compuesta por un grupo de participantes internacionales".


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