Anne Carson, poeta y filóloga clásica canadiense, ha publicado "Nox" (2010) en la editorial New Directions. Este libro, antes de entrar en su magnífico contenido poético, es un artefacto materialmente raro, sus páginas vienen no entre dos cubiertas, sino en una caja del tamaño de una biblia. Dentro hay una reproducción del cuaderno de notas de la autora, con las hojas no cosidas sino plegadas como un acordeón.
El libro es una elegía a la memoria de su hermano Michael. Era cuatro años mayor que ella. De joven entró en el mundo de la droga y en 1978 tuvo que huir de su hogar hasta Europa y la India, viviendo desde entonces con nombre y pasaporte falsos. Raras veces le enviaba alguna postal. Durante 22 años sólo la llamó por teléfono media docena de veces y nunca le decía gran cosa. En resumen, fue un misterio total. Cuando murió, Carson no se enteró hasta dos semanas después, cuando la viuda pudo encontrar su teléfono entre los papeles de su hermano.
Anne empezó a escribir un cuaderno para reunir los rastros del ser querido, un álbum de recortes con trozos de su escritura, sellos, postales... acumulando así retazos de Michael que le demostraran que fue real, que esa persona existió.
El libro se abre con un enigma: un trozo de papel amarillento y arrugado contiene un poema latino de diez versos (ni traducido, ni atribuido, ni titulado, salvo por el numeral romano CI). En adelante las demás páginas izquierdas se dedican a entradas lexicográficas definiendo cada palabra de ese misterioso poema.
En la página derecha siguiente Anne empieza:
"Yo quise llenar mi elegía con todo tipo de luces. Pero la muerte nos hace mezquinos. No hay más, él ha muerto. El amor no puede cambiar eso. Las palabras no pueden añadir nada. No importa cómo yo intente evocar al muchacho resplandeciente que él era, al fin lo que queda es una simple, una extraña historia."
En las páginas derechas se acumulan los recortes: fotos, dibujos, postales, sellos, cartas manuscritas, pasajes de Herodoto, transcripciones de conversaciones que Carson va cosiendo poco a poco mientras emerge el retrato de su hermano.
Cuando falta un tercio del libro para terminar, Carson finalmente nos resuelve el acertijo del poema latino. Es el poema 101 de Catulo, una elegía que el poeta romano escribió en memoria de su propio hermano, muerto también en tierras de ultramar.
Esta obra no tiene versión hipermedia, ni está en internet, sólo puede leerse si se compra (30 $) la caja en la que viene escondida. ¿Por qué entonces puede tener interés desde un punto de vista "electrónico", más concretamente de "poesía electrónica"? Ante todo, porque cumple con el sustantivo: "es" poesía, y de la más universal, de la más insondable, la que intenta expresar el duelo. Y "electrónica", porque su estructura es fragmentaria, no lineal; los breves textos, poemas, fotos, postales, recuerdos... podrían exponerse con toda eficacia y brillantez recurriendo a hipervínculos y multimedia. En ese sentido el artilugio del acordeón podría ser sustituido por una simple página web.
Entrada publicada por Juan José Díez
Entrada publicada por Juan José Díez
alguna idea más
ResponderEliminarsaludos
Interesante, mucho. Por el texto en sí, digamos, por su intencionalidad, y por el artefacto, que efectivamente responde a una estructura no analógica-burguesa. Post absolutamente indicado para quienes todavía no han comprendido que la poesía y la literatura electrónicas no equivalen a un soporte, significan una conceptualización y fórmulas que se separan de la linealidad causal.
ResponderEliminarEl artefacto de Carson es hermosísimo.