Si encontramos razonable llamar a los e-books “libros digitales” porque están sometidos a un proceso de conversión de letras en dígitos (los franceses los llaman "libros numéricos") ¿no deberíamos llamar a este Portal de Literatura Digital, en vez de “Electrónica”? No, porque este portal no alberga ni un solo libro digital, digilibro o lib-el, sino una especie distinta. El lib-el no tiene hipertexto, ni multimedia, ni es interactivo, eso sólo lo proporciona Internet. Los libeles provienen de un libro en papel, cuya forma natural de sobrevivir es el espacio de los objetos físicos, mientras que las obras del Portal no necesitan un precursor en papel, viven exclusivamente en el mundo evanescente del espacio virtual y, sobre todo, disfrutan de alguno de los tres recursos anteriormente mencionados. Se me puede decir que todo lo que aparece en Internet por el hecho de aparecer ya está digitalizado y que estas obras también utilizan la digitalización. Pero buscamos la diferencia específica, y ésta la aportan la triada hipertexto-multimedia-interactividad.
¿Y Portal de Literatura Hipertextual? Sería más preciso que “digital”, pues denotaría uno de los atributos definidores, el hipertexto, pero dejaría fuera muchas obras que utilizan sólo los recursos multimedia y la interactividad.
¿Y Portal del Hiperliteratura? Los mismos inconvenientes que la anterior, porque alude sólo al hipertexto y además connota lo super-mega-grande.
Bueno, por fin se nos ocurre otro. Éste no me lo podrán negar: Webliteratura. Estupendo, porque es literatura que sólo puede vivir en la atmósfera de la red. Defecto: “web” es palabra inglesa.
Mejor nos iría si nos fijáramos en el hábitat natural de esta especie, en lugar de en sus atributos. Todas las obras han nacido y viven en un espacio virtual, no en un espacio material. ¿Literatura Virtual? Bastante mejor, casi perfecto, pero el uso de “virtual” establecido ahora se refiere más bien a un espacio como comunidad, a un grupo de personas que desean interactuar para satisfacer sus necesidades o llevar a cabo roles específicos (foros de discusión, grupos de correo electrónico, grupos de noticias, chat, redes sociales,…). Si en vez de espacio virtual utilizamos “ciberespacio” ya no hay equívocos, ciberespacio no hay más que uno, el de los ordenadores e Internet. Ya hemos dado con el nombre preciso: ciberliteratura. La literatura que nace y vive en su hábitat natural, en las tres dimensiones que constituyen el ciberespacio: hipertexto, multimedia, interactividad. Así pues, el portal y el blog debían haberse llamado “de Ciberliteratura”. ¿Y por qué se llama “de Literatura Electrónica”? Porque una vez más cedemos ante la tiranía. En el mundo anglosajón es dominante el uso “electronic literature” (e-literature).
Entrada publicada por Juan José Díez
Entrada publicada por Juan José Díez
Yo matizaría un poco.
ResponderEliminarLa literatura digital "no" tiene que estar obligatoriamente en Internet. Si hay muchos textos digitales y digitalizados en Internet es porque el coste es muy bajo y la facilidad de volcar textos digitalizados en la red es alta.
Un libro digital puede perfectamente tener por soporte un CDROM, un DVD o una memoria FLASH(de hecho, existen obras que se venden comercialmente así y son normalmente las más elaboradas porque descargar 800 megas de la red es complicado) y mantener sus características interactivas o de multimedia.
Por tanto, el término "literatura electrónica" me parece adecuado y no sólo fruto de la moda anglosajona. Porque, lo que identifica a este tipo de obras es que usan la electrónica para su existencia, sea el hardware de un CDROM, el de un DVD, el de una ROM o el de servidores conectados por protocolos de comunicación. Y, además, precisan de un microprocesador de transistores electrónicos para poder memorizarse, codificarse y leerse. Es la electrónica (y, en concreto, el hardware), lo que realmente las caracteriza.
Otra cuestión es si debe existir un adjetivo de este tipo tras el sustantivo "literatura". Desde un punto de vista conceptual hablamos sólo de soportes y poca diferencia habría entre papel y CDROM si nos atenemos sólo al soporte físico.
Si hablamos de "literatura digital" o "literatura electrónica", ¿por qué no hablamos de "literatura en piedra" o "literatura en papiro" o "literatura en tablillas de arcilla"?
Un saludo
De pleno acuerdo con el inicio del comentario de Félix Ramirez. Hablamos de una realidad amplia. Ahora bien, ¿qué pretende este portal? Si se dejara el concepto de literatura digital -entendible tras su definición-,¿suplantaría a toda la Cervantes virtual al poder confundirse digital con digitalizada?
ResponderEliminarLiteratura electrónica es válido pero feo y el hablante lo puede relacionar con conceptos poco artísticos, que lo afectarían en la valoración. Lo electrónico se asocia más a una ingeniería o un módulo profesional.
Ciberliteratura es excelente. ¿Se impondrá?
El debate es de sumo interés, porque definir bien el campo con un término adecuado será un éxito y un aval.
Sí soy partidario de adjetivar "literatura" en este caso: ha cambiado el panorama.
De todas las formas, ya es conocido que yo ampliaría el concepto "literatura" (en realidad, rechazaría su uso), puesto que en el mundo virtual es insuficiente para definir lo que está pasando.
Habrá que darle más vueltas.
Excelentes comentarios...
ResponderEliminarYo soy fan del término ciberliteratura derivado del término griego κυβερνήτησ que hacía referencia a la labor del timonel manipulando el navío para llegar a buen puerto. El creador de esta magnífica metáfora fue Norbert Wiener, cuando en 1948 acuñó el término “cybernetics” (en Cybernetics: Or the Control and Communication in the Animal and the Machine) para describir la ciencia de transmisión de mensajes entre humanos y máquinas. En mi opinión, hoy en día la metáfora se reactiva al ser aplicada a esa emergente forma de comunicación literaria interactiva, en la que existe un flujo de retroalimentación de mensajes entre el humano y la máquina. Bajo mi punto de vista, el término ciberliteratura acota muy bien el terreno de esa supuesta literatura nativa digital, específica, "que nace y vive en su hábitat natural, en las tres dimensiones que constituyen el ciberespacio: hipertexto, multimedia, interactividad".
Pero, al hilo de lo que decía en la entrada anterior, no sé hasta qué punto resulta productivo limitar nuestro campo de atención a esas obras "totalmente digitales" (y en las que yo sí creo que debe estar presente Internet), cuando todavía no hemos visto una clara, rotunda y generalizada utilización de esos recursos "cibernéticos" en la creación literaria.
Mi solución (por ahora) es: Literatura electrónica = toda literatura contenida en un soporte eléctrico; Ciberliteratura = La literatura específica de la Red: hipertextual, multimedia e interactiva.
Ahora bien ¿Qué relación guarda esa obra "ciberliteraria" con la obra "literaria" tradicional? ¿estamos, como dice Félix Rémirez, adjetivando el concepto tradicional de literatura, o más bien nombrando una realidad nueva que produce artefactos diferentes a las obras literarias tradicionales, del mismo modo que el cinematógrafo inauguró una nueva dimensión de la práxis dramática? ¿Qué opináis?
Un abrazo.
Félix, quizá debí decir para ser preciso que los ciberlibros (las obras de este Portal) "viven predominantemente" en el mundo virtual de internet, en lugar de decir "exclusivamente". Señalas bien que los CDs y DVDs también pueden servirles de soporte. Pero convendrás conmigo en que los ciberlibros tienen su lugar natural en la red, allí es donde muestran todas sus potencialidades, allí es donde la gente los busca. Por otra parte, el hipertexto off-line se puede conseguir incluso en un disquette (Afternoon, de Joyce, por ejemplo), pero no el on-line. La interactividad queda también severamente restringida (es imposible comunicarse con el autor o con otros lectores)aunque sigas pudiendo abrir la puerta del laberinto que quieras. Al final dices que a estas obras las caracteriza el hardware electrónico. Yo creo que no cualquier hadware sino aquél que tenga un software que permita la funcionalidad hipertextual y las demás. También los monos tienen el mismo tejido neuronal que nosotros y su software no les permite tener las capacidades de nuestra inteligencia. A mí también me gusta "literatura electrónica" pero mis gustos no tienen nada que ver con la precisión semántica. Lo sigo considerando un término demasiado general.
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